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GENTE

DOS 'GALLEGAS' QUE REVOLUCIONAN LA HABANA

La revolución no sólo se hace con las armas, al igual que la rehabilitación del casco histórico de una ciudad como La Habana requiere de algo más que adoquines, cemento y pesadas herramientas. Los potajes y guisos de toda la vida también son parte de la revolución silenciosa que transforman una ciudad y le devuelven el sabor de lo que era, como muy bien sabe el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, hombre de iniciativa y verbo florido que desde hace una década dirige la reconstrucción de La Habana Vieja y la rehabilitación de sus espacios para usos sociales. Leal en persona dio hace un año manos libres a Isabel Santovenia y Rosa María Llagostera, ninguna natural de Galicia, pero conocidas por todo el mundo como las gallegas -la primera es de San Vicente de la Barquera (Santander), y la segunda, de Barcelona-, quienes fungiendo como 'asesoras técnicas de cocina' han dado vida a un bodegón español situado en el hostal El Comendador y que se ha hecho famoso en La Habana entera. Una barra con pinchos de tortilla de patata, pimientos del piquillo, butifarra con alioli y buen vino de La Rioja han penetrado por las grietas de la gastronomía estatal y compiten en buena lid, hasta el extremo de que el lugar es frecuentado por artistas, empresarios, unos pocos turistas y españoles afincados en la mayor de las Antillas que van allí a llantar y, de paso, a ver la televisión extranjera. Isabel y Rosa María son conscientes de que la mayor parte de los beneficios del Bodegón de Onda son utilizados por Leal en la realización de proyectos sociales que beneficien a un vecindario por demasiados abandonado. Nada, que con lacón con grelos también se hace patria.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de noviembre de 2001