Casi un 10% de los casos de cáncer diagnosticados anualmente en la Comunidad tiene su origen en una mutación genética que transmite, de padres a hijos, un altísimo riesgo y, en algunos casos, la certeza de desarrollar tumores malignos, según afirmaron ayer los responsables del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas Carlos III (CNIO) y de la Consejería de Sanidad.
Ambas entidades han suscrito un acuerdo para que los pacientes sospechosos de tener esta mutación -especialmente aquéllos en cuya familia haya varios casos de cáncer, quienes hayan desarrollado un tumor a una edad temprana o a los que les sean detectados dos o más tumores simultá-neamente- sean remitidos por su médico especialista al laboratorio del CNIO, donde les realizarán el estudio genético.
Estas pruebas están sufragadas por la Consejería de Sanidad, que ha destinado a tal fin 50 millones de pesetas hasta final de año. Este programa se ha puesto en marcha el pasado octubre, según fuentes de Sanidad.
No existe un tratamiento específico para evitar la aparición del cáncer aunque se conozca la propensión genética a padecerlo. Sin embargo, un resultado positivo en las pruebas genéticas permite al médico recomendar al paciente que adopte hábitos de vida más saludables e incrementar el número de controles para asegurar la detección precoz de los tumores.
Los hábitos de vida saludables previenen la aparición o desarrollo del cáncer, mientras que la detección de tumores en las primeras fases de desarrollo aumenta exponencialmente las posibilidades de curación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de noviembre de 2001