Llama la atención las diferencias de planteamiento legal entre los centros públicos de educación infantil y primaria y los institutos de secundaria, en todo lo que se refiere a conservación y mantenimiento de las instalaciones y en la dotación de personal de administración y servicios. En todos los colegios, la conservación y mantenimiento es competencia de los ayuntamientos, así como la presencia, o no, de la figura del conserje.
Mientras en los institutos estas responsabilidades recaen en la administración educativa, a través de presupuestos, o con personal. Esto supone, con más frecuencia de la deseable, que determinadas actuaciones en los colegios sobrepasen los presupuestos municipales y nos encontremos con unas escuelas en un estado lamentable. A esto añadimos los frecuentes enfrentamientos entre las administraciones, educativas y locales, que se pasan la bola de una a otra, sin que resuelvan adecuadamente los problemas presentados.
Algunos ayuntamientos han llegado a soluciones que permiten una mayor autonomía a los propios colegios, al asignarles anualmente una cantidad consignada en sus presupuestos para que éstos la utilicen en lo que estimen más oportuno y urgente. Otros han visto la necesidad de que el centro tenga una persona que haga las veces de ¿portero-conserje?, facilitándole incluso vivienda en el colegio. Pero esto sólo afecta a unos pocos colegios. La gran mayoría sigue sin ordenanza y sin personal administrativo, recayendo en el profesorado unas funciones que no sólo no son las suyas, sino que ni siquiera tiene por qué estar preparado para realizarlas.
Como además nos encontramos muchos colegios con un elevado número de alumnos, mayor incluso que el de algunos institutos, no comprendemos la cerrazón de la Administración para salvar los obstáculos legales existentes en la actualidad y que todos los centros educativos dispongan de ordenanza y personal administrativo.
La ausencia de este personal conlleva retrasos en la tramitación del cada vez mayor volumen de documentación, entrada de personas ajenas a la actividad escolar a cualquier hora, desconcierto en los padres a la hora de buscar información... Muchos de los incidentes que afectan negativamente a la vida escolar seguro que se evitarían si alguien estuviera pendiente de la entrada y salida de personas y simplemente preguntara ¿qué es lo que desea?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de noviembre de 2001