La carrera imbatible de los Lakers de Los Ángeles en la NBA terminó en el octavo partido, ante los Suns de Phoenix, que se impusieron en Arizona por 95-83. Mientras tanto, Michael Jordan vio cómo los 44 puntos que les metió a los Jazz de Utah no servían para que los Wizards de Washington evitasen otro traspié: 92-101.
La derrota de los Lakers coincidió con una disputa que amenaza con desestabilizar el corazón de su vestuario: su técnico, Phil Jackson, y el pívot más dominante de la Liga, Shaquille O'Neal, sostienen un pulso dialéctico que cada día calienta más la atmósfera del actual campeón. O'Neal se volvió a quejar ayer de las críticas que recibe en público de Jackson: 'No lo voy a tolerar. Me está volviendo loco'.
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Los Wizards perdieron ante los Jazz, sexto tropiezo consecutivo, a pesar de que Jordan lograra su mayor registro de la temporada. Ante su viejo rival Karl Malone, que anotó 30 puntos, Jordan jugó 41 minutos y lanzó más veces que todos sus compañeros juntos. 'Diría que jugamos un buen partido de 36 minutos', comentó Jordan tras el encuentro criticándolos; 'creí que los muchachos comprenderían más rápidamente cómo se juega al baloncesto de alta intensidad. Intento ser paciente'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de noviembre de 2001