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Crónica:LECTURA

Cómo definir a un terrorista

Historiador, especializado en asuntos europeos a partir de 1945, comparte clases en el St. Anthony´s College de la Universidad de Oxford y en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Es autor de seis libros, entre ellos 'Historia del presente: ensayos y despachos desde Europa en los noventa'. Colabora asiduamente en 'The New York Review of Books' y en los principales diarios y revistas de Estados Unidos y Europa.

Has oído que Osama Bin Laden viene a Macedonia?

-No, ¿por qué?

-Porque hemos declarado una amnistía para los terroristas.

Este chiste macedonio, que me contaron hace poco en la ciudad de Skopje, nos invita a reflexionar sobre una de las cuestiones más importantes en el mundo posterior al 11 de septiembre: ¿quién es terrorista? La comunidad internacional necesita urgentemente una respuesta a esta pregunta.

Los nacionalistas eslavos de Macedonia insisten en que se las tienen que haber con su propio Osama Bin Laden encarnado en un dirigente de la guerrilla albanesa macedonia llamado Ali Ahmeti. A pesar de ello, dicen, Estados Unidos y la OTAN llegan a acuerdos con este terrorista y presionan al Gobierno macedonio para que le garantice la amnistía. Aunque los regímenes nacionalistas de todo el mundo han jugado siempre esta carta semántica -Rusia denuncia a los 'terroristas' chechenos, Israel a los 'terroristas' palestinos, China a los 'terroristas' tibetanos, etc.- con muy diverso grado de justificación, en este caso, sin embargo, no son sólo los nacionalistas locales los que miran a Ali Ahmeti con malos ojos.

De la guerra de Kosovo, Ahmeti extrajo la conclusión de que en pocos meses de lucha armada se puede conseguir más que los políticos albaneses en casi una década de política pacífica

'Ahmeti fue un estudiante radical; combinaba el nacionalismo albanés con el marxismo-leninismo. Estuvo en prisión. A los 22 años participó en una insurrección de estudiantes albaneses

Ali Ahmeti: 'No puede ser terrorista la persona que lleva la insignia de un ejército, que lucha por un objetivo, que respeta la Convención de Ginebra y el Tribunal de La Haya y que actúa públicamente con nombres y apellidos'

El 27 de junio de 2001, el presidente George W. Bush firmó un decreto por el que se bloqueaban todas las propiedades en territorio estadounidense y las donaciones a una lista de personas que participaban o apoyaban la 'violencia extremista en la Antigua República Yugoslava de Macedonia' y en otras partes del oeste de los Balcanes. 'Encuentro', decía la medida presidencial, 'que estas acciones constituyen una amenaza extraordinaria y destacada para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos, y por la presente orden decreto una emergencia nacional para hacer frente a esta amenaza'. Cerca del encabezamiento de la lista de personas tan impresionantemente estigmatizadas está 'Ahmeti, Ali, miembro del Ejército de Liberación Nacional (ELN)'. Nacido el 4 de enero de 1959 en Kicevo, Macedonia. Aunque la orden presidencial no utiliza en realidad la palabra 'terrorista', le trata como si lo fuese. En mayo de este año, el secretario general de la OTAN, Lord (George) Robertson, calificó al Ejercito de Liberación Nacional que dirige Ahmeti como 'una banda de sanguinarios malhechores cuyo objetivo es destruir una Macedonia democrática'.

Sin embargo, a mediados de agosto, por una fuerte presión de Estados Unidos, la OTAN y los negociadores europeos, los representantes de los eslavos y de los albaneses de Macedonia firmaron un acuerdo de paz. A cambio de modificaciones en la Constitución y la adminstración con el fin de garantizar a los albaneses de Macedonia la igualdad de derechos en el Estado macedonio, el ELN debería cesar de combatir y entregar un gran número de sus armas a la OTAN. Como parte del acuerdo, el presidente macedonio, Boris Trajkovski, se comprometía a amnistiar a los insurrectos, compromiso que la OTAN le garantizó a Ahmeti. Tal y como me explicó de manera inolvidable el presidente Trajkovski: 'He firmado un acuerdo con el secretario general (de la OTAN) y el representante del secretario general ha firmado un acuerdo ¡con los terroristas!'.

He encontrado cierta confusión entre los representantes occidentales en Skopje sobre lo que es Ahmeti. Un oficial militar británico de alto rango, que había pasado años combatiendo al IRA en Irlanda del Norte, me dijo, con énfasis y vehemencia, que Ahmeti y sus compañeros del ELN son terroristas. Dijo: 'Encajan perfectamente en la definición de terrorismo de la OTAN'. Otros altos representantes de la OTAN, civiles y militares, calificaron las acciones del ELN como 'insurrección' y expresaron su admiración por la moderación mostrada por Ahmeti y sus hombres durante los siete meses de su inesperada campaña exitosa. Sobre el papel, las organizaciones internacionales se han refugiado, como es habitual, en un eufemismo cubierto por un acrónimo. 'EAAG' decían los documentos, siglas en inglés de Grupo Armado Étnico Albanés.

Me pareció que podía ser útil interrogar al propio Ahmeti, así es que, junto con un chófer e intérprete albanés, ascendí hacia las bellas y frondosas montañas del oeste de Macedonia, dejé atrás los controles de la policía macedonia, dejé atrás grandes pueblos en las laderas con fulgurantes minaretes, dejé atrás una señal de carretera improvisada que decía 'Alto: ELN', hasta llegar a la aldea de Sipkovica. Esquivando mulas cargadas con grandes haces de paja que subían por las empinadas y estrechas calles empedradas, conseguimos llegar a una gran casa vigilada por jóvenes con vaqueros y gafas de sol. Mientras esperábamos, nos mostraron con orgullo un Audi negro 'capturado' al presidente del Parlamento macedonio. En el interior de la casa, Ahmeti, un hombre de aspecto ajado con el cabello gris peinado hacia atrás y dedos muy manchados de nicotina, se sentaba con las piernas cruzadas sobre un sillón de apariencia pasada y me ofrecía lo que denominó un 'muy buen' whisky, un Bowmore de 15 años de la isla escocesa de Islay. Él también bebió. (En los Balcanes, el Islay le gana la partida al islam).

Tras unos minutos de conversación preliminar, le dije a Ahmeti que desde el 11 de septiembre había un intenso debate sobre el terrorismo y que 'algunos dirían que es usted un terrorista'. ¿Cómo les respondería?

Cuando se le tradujo mi pregunta, los guardaespaldas se movieron ligeramente en sus asientos. Ahmeti respondió tranquila y lentamente. Yo esperaba que sus palabras fuesen del estilo 'No, soy un luchador por la libertad', pero su respuesta fue más cuidadosa: 'No puede ser terrorista la persona que lleva la insignia de un Ejército, que lucha por un objetivo, que respeta la Convención de Ginebra y al Tribunal de La Haya, que actúa públicamente con nombre y apellidos y responde de todas sus acciones... Alguien que busca buenas reformas y democracia para el país, y que las personas sean iguales ante la ley'.

Es evidente que no podemos conformarnos con esto. Hay que fijarse en lo que el ELN ha hecho realmente y en lo que aún podría hacer. Tampoco deberíamos refugiarnos en ese tedioso relativismo de la frase que tantas veces he oído en Europa en las últimas semanas: 'El que es un terrorista para uno, para otro es un luchador por la libertad'. Es evidente que sobre este asunto hay dobles raseros flagrantes en todo el mundo. Los kurdos son luchadores por la libertad en Irak y terroristas en Turquía, o viceversa, según el punto de vista de quien hable. Es evidente que el tipo de cambios repentinos que hemos visto frecuentemente en la política y el lenguaje occidentales invitan al cinismo. El proscrito terrorista Ahmati, se convierte en un valioso socio en un proceso de paz. El heroico luchador antisoviético pagado por la CIA, Osama Bin Laden, se convierte en el terrorista más buscado del mundo. El antiguo terrorista (¿o era luchador por la libertad?) Menachem Begin gana el Premio Nobel de la Paz.

Aunque también es cierto que las personas cambian. Pueden descender en una espiral de brutalidad, como el Kurtz de [la novela En el corazón de las tinieblas, de Joseph] Conrad, o resurgir de las tinieblas, si llegan a la conclusión de que sus propósitos políticos pueden lograrse mejor abandonando la lucha armada: el ex terrorista alemán Horst Mahler, el dirigente del Sinn Fein, Gerry Adams, Nelson Mandela. También es cierto que hay muchos tipos diferentes de terrorismo, y que no todas las formas de utilizar la violencia para conseguir fines políticos se pueden definir adecuadamente como terrorismo. Si no queremos perder la 'guerra (global) contra el terrorismo', que ha proclamado el Presidente Bush tras el 11 de septiembre, necesitamos llegar a comprender estas diferencias en su complejidad.

I. CUATRO ASPECTOS

He aquí cuatro aspectos que hay que observar para determinar si alguien es un terrorista y qué clase de terrorista: biografía, objetivos, métodos y contexto. Sólo una combinación de las cuatro puede ofrecer una respuesta. Voy a usar el ejemplo de Ahmeti y el ELN, pero esta matriz puede ser aplicada a cualquier caso.

Biografía.

¿Quiénes son, de dónde vienen y qué es lo que realmente quieren? ¿Por qué 15 de los 19 asesinos del 11 de septiembre venían de Arabia Saudí? ¿Qué es lo que realmente quiere Osama Bin Laden: destruir Occidente, purificar el islam, derribar la casa real saudí o simplemente cambiar la sucesión saudí? Las preguntas clásicas en el trabajo [de los servicios] de inteligencia son también las primeras preguntas inteligentes a plantearse sobre cualquier sospechoso de terrorismo. La biografía puede no ser el núcleo de toda la Historia, pero sí lo es de este fragmento.

A cualquiera que conozca a los albaneses de Kosovo y Macedonia, le será familiar lo que sabemos sobre la vida de Ali Ahmeti. Proviene de la aldea de Zajas, cerca de la ciudad de Kicevo, en una región montañosa en el oeste de Macedonia habitada en su mayoría por albaneses, aunque estudió en la Universidad de Pristina, en Kosovo. (Entonces todo ello era la Yugoslavia de Tito). Fue un estudiante radical. Al igual que otros muchos en esa época, combinaba el nacionalismo albanés con el marxismo-leninismo. Pasó algunos meses en prisión. A los 22 años participó activamente en la insurrección de los estudiantes albaneses en Pristina en 1981. Después voló a Suiza. Por no tener acceso a los informes reservados de inteligencia, no sé en qué consistieron exactamente sus 'estudios' y su 'trabajo' en Suiza, pero permaneció activo en política. Se dice que en el exilio se unió al Movimiento por una República Socialista Albanesa en Yugoslavia y organizó un subcomité macedonio de los marxistas-leninistas de Kosovo. Su estilo durante la larga conversación que mantuvimos me hablaba de muchas horas dentro de cuartos llenos de humo discutiendo sobre política revolucionaria. Me dijo que había leído mucho, 'por ejemplo, sobre psicología y guerra de guerrillas'.

Aunque opera en una población rural mayoritariamente musulmana, no mencionó el islam en ningún momento de nuestra conversación, y dio todavía muchas menos muestras de sentir afinidad por grupos terroristas islámicos como Al Qaeda. Es lógico suponer que un nacionalista albanés ex marxista-leninista y bebedor de whisky no se ve a sí mismo formando parte de ninguna internacional musulmana.

Sus movimientos durante los noventa no están claros. Me contó que había regresado a Macedonia en 1993 donde se encontró con que sus compatriotas albaneses seguían esperando el reconocimiento por la vía pacífica de sus derechos en el seno de la recién independizada Macedonia. Un informe sin confirmar le sitúa en 1997 en Tirana, la capital de Albania, intentando organizar grupos guerrilleros. La influencia de su tío, Fazli Veliu, un antiguo maestro de escuela en la misma aldea de Vajas (y otro nombre que figura en la lista de exclusión [de presuntos terroristas] del presidente Bush del 27 de junio) fue importante. Ahmeti se unió a un pequeño partido político llamado LPK, en cuya creación había colaborado el tío Fazli. El LPK fue el principal precursor del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). También colaboró en la organización del fondo Homeland Calling, que recogía dinero para la lucha armada en Kosovo entre los albaneses que vivían en el extranjero. Nunca podremos saber cuánto de este dinero provenía del tráfico de drogas, la prostitución o las redes de protección de tipo mafioso, pero es seguro que parte de él provenía de donaciones patrióticas de albaneses corrientes.

Es evidente que el alzamiento del ELK en Kosovo en 1998-99 fue una importante experiencia formativa. Ahmeti me dijo que en esa época estaba en Kosovo, pero que no luchó. Otros informes dicen que sí lo hizo. No es casualidad que las siglas en albanés del Ejército de Liberación Nacional de Macedonia sean las mismas que las del Ejército de Liberación de Kosovo: UCK. Algunas de las principales figuras del ELN provienen del ELK. Y también las armas. Y sobre todo, era un ejemplo inmediato. Le pregunté a Ahmeti si creía que los macedonios albaneses estaban preparados en 1998 para combatir por sus derechos. Dijo que no, 'por la situación en Kosovo'. Sin embargo, después de que Occidente llegase a Kosovo y -tal y como lo vieron la mayoría de los macedonios albaneses-, como consecuencia de ello el ELK 'ganase', en febrero de este año había ya suficientes personas dispuestas a oír el llamamiento a las armas. La mayoría de los combatientes comunes del ELN son macedonios albaneses, muchos de los cuales se habían comprado sus propias armas.

Para resumir lo que me contó, diría que Ahmeti, que ahora tiene 42 años, extrajo dos conclusiones principales de la guerra de Kosovo. La primera, que en pocos meses de lucha armada se puede conseguir más que los políticos albaneses en casi una década de política pacífica. Y como en Kosovo, en Macedonia. La segunda, que sólo se puede hacer si se consigue involucrar a Occidente. Este era el gran objetivo táctico y la gran incógnita. Me dijo que cuando comenzó la insurrección en febrero 'sabía que no podíamos ganar sin la ayuda de Occidente. Pero no sabíamos hasta donde nos ayudarían...'. Por lo que debió hacer todo lo posible para implicar a Occidente. Esto significaba limitar deliberadamente tanto los objetivos como los métodos. Era la oportunidad para la Macedonia albanesa. Era la oportunidad para Ali Ahmeti.

Objetivos.

Sea cual sea el embrollo de motivos condicionados por la biografía -y los motivos humanos frecuentemente no están claros ni para nosotros mis-mos- hay que analizar también los objetivos que proclama un grupo o movimiento terrorista. En ocasiones, como es el caso de Al Qaeda o de la Facción del Ejercito Rojo alemana, el conjunto de los objetivos es tan vago, apocalíptico y generalista que no podría ser alcanzado en un mundo real. Sin embargo, en ocasiones están claros y -por mucho que lamentemos las tácticas que derraman sangre de personas inocentes- son en cierto modo objetivos racionales, que, antes o después, podrían alcanzarse en el mundo real. El ELK quiere la independencia de Kosovo; el IRA, una Irlanda reunificada; ETA, la independencia del País Vasco...

El ELN se ha destacado por la claridad y la relativa modestia de sus objetivos declarados. Ahmeti insistió desde el principio en que sólo querían aquello por lo que los políticos albaneses macedonios llevaban luchando desde la independencia de Macedonia en 1991: igualdad de estatus y de derechos para los albaneses de Macedonia. Éstos deberían ser reconocidos como una nación constitutiva de la República de Macedonia. El idioma albanés debería ser aceptado como una lengua oficial en el Parlamento y la Administración pública. Los albaneses deberían tener derecho a la educación superior en su propio idioma. Los albaneses deberían estar representados proporcionalmente en la burocracia, los tribunales y, especialmente, en la policía, que debería dejar de hostigarles. Debería aumentar la cesión de competencias a los gobiernos locales -cuyas implicaciones para las zonas con mayoría albanesa son evidentes. Sin embargo, Macedonia debería seguir siendo un Estado unitario y multiétnico.

En comparación con las demandas del ELK, de los serbios y croatas de Bosnia, del IRA o de ETA, éstas parecen pensadas por Amnistía Internacional. A la mayoría de los representantes occidentales les parecen razonables y creen que el Estado macedonio las debería haber concedido hace muchos años. Pueden decirme que estas reclamaciones son tácticas, pensadas para atraer a Occidente. Y lo son. Ahmeti me pareció cauto, esquivo, incluso evasivo, respecto a estas cuestiones políticas -es decir, habló como un político. Con el estilo del viejo camarada marxista-leninista que es, se ciñó con firmeza a la línea del partido: igualdad de derechos en un Estado unitario y multiétnico, ¡y nada más! A mi me pareció, sin embargo, que lo hizo con cierta convicción personal- y con buenos argumentos.

Le pregunté porqué no se podía considerar para Macedonia una solución federal similar a la suiza. Me sonrió. '¿En un país con sólo dos millones de personas y 25.000 kilómetros cuadrados?'. Sería ridículo. El federalismo significaría nuevos límites territoriales y rivalidad entre las partes constituyentes. En todo caso, ¿cómo trazar las líneas en un país en el que los macedonios albaneses y eslavos viven totalmente mezclados? 'O estamos en el siglo XXI y pensamos en la integración en Europa, o lo hacemos como se hacía hace cien años...'. Poniendo la mano sobre el corazón dijo: 'Mi país es Macedonia'.

No todos sus compañeros están de acuerdo con él. Hablé con otro comandante del ELN, Rafiz Aliti, conocido como El Profesor porque hasta el alzamiento de la primavera era el profesor de educación física del pueblo. Me dijo que él estaba a favor de la federalización y 'cantonización' de Macedonia. Un estado unitario no daría resultado. Si la parte macedonia no ponía en práctica el 'acuerdo marco' de mediados de agosto, que cumplía sobre el papel las demandas de los albaneses moderados, volverían a la guerra. Y esta vez sería una guerra por el territorio. ¿Qué territorio? 'El territorio en el que viven los albaneses'.

Sin embargo, hay abundantes pruebas de que la mayoría de la élite política albanesa en Kosovo [parte actual de Yugoslavia] y en Macedonia están de acuerdo en que el objetivo a medio plazo es diferente en ambos lugares: independencia territorial en el caso de Kosovo e igualdad de derechos en el de Macedonia. Y, entre paréntesis, nada de Gran Albania para ninguno de los dos. Al menos en un futuro previsible.

Los albaneses de Macedonia tienen una muy buena razón para aceptar esta vía gradual. De acuerdo con las autoridades macedonias, alrededor del 23% de la población es albanesa, aunque estimaciones no oficiales elevan este porcentaje hasta el 35%. El 'acuerdo marco' estipula la elaboración de un nuevo censo con supervisión internacional, y será interesante ver qué cifra ofrece. Sea cual sea el resultado, todo el mundo sabe que los albaneses de Macedonia tienen muchos más hijos que los eslavos de Macedonia. Con las tasas de natalidad actuales, los albaneses probablemente sean la mayoría demográfica hacia 2025. Y entonces la mayoría podría elegir como presidente de Macedonia a un Ali Ahmeti de 66 años...

Métodos.

Un anciano subido en una plataforma improvisada en el Rincón de los Oradores del Hyde Park de Londres una tarde lluviosa de sábado, que pide al Señor que arrase todas las sucursales de Marks

El individuo o el grupo usa la violencia para conseguir sus objetivos personales o polticos? Esta violencia se dirige especficamente a los representantes armados y uniformados de los Estados, o tiene tambin como blanco a civiles? Intenta limitar las vctimas civiles en su difusin del pnico y la destruccin -como han hecho en ocasiones los paramilitares irlandeses, dando por telfono avisos de bomba- o su objetivo es el asesinato en masa de civiles inocentes, como lo fue claramente para Al Qaeda el 11 de septiembre?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de noviembre de 2001

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