Respetado señor Valdano:
Hoy cumplo 85 años (acaso sean 58, porque a estas alturas le bailan a uno los guarismos y el olvido). Si menciono la edad no es por alardear, sino para advertir que sé más de lo que parece. Me dirijo a usted para que me nombre asesor teológico del Real Madrid, que lo necesita. Los dioses bajan turbios esta temporada y hay que tenerlos contentos. Una institución como el Madrid debiera ser pionera inaugurando relaciones estables con divinidades de todo tipo, en especial con las que cortan el bacalao, que son tres. Por si es usted lego, le pongo al tanto: el Dios de los cristianos es uno y trino, Alá está que trina y Yahvé... ya ve usted por dónde van los tiros. El centenario del Madrid es excelente disculpa para mi nombramiento inmediato. En el balompié casi todo se hace por pelotas.
Le remito, señor Valdano, un somero dictamen sobre el faraónico Himno del centenario, interpretado por Plácido Domingo. En sobre aparte le doy una idea de mis honorarios. Agudo mensaje: todos los domingos serán plácidos para los merengues, aunque perdamos, como los del Betis. No se debe provocar al Altísimo diciéndole lo que hay que hacer. Por mucho que le demos la lata, siempre acabamos haciendo lo que Dios quiere. Es previsible que estas estrofas crispen ánimos en los tres cielos monoteístas: 'Hoy juegas en verso, / que sepa el universo / cómo juega el Madrid'. El universo es obra de Dios, que sabe de sobra cómo juega el Madrid y cómo gana. Lo de 'jugar en verso' no es teología, es una horterada.
Lo reseñado carece de importancia comparado con mi última propuesta. El Madrid tiene contactos sólidos entre cristianos y judíos, pero carece de relaciones serias con el islam, a pesar de que aquí está la mayor mezquita de Europa. Cambiemos 'hala, Madrid' por 'Alá, Madrid' en el himno citado. Aquí no tenemos pastunes sino pastones; tampoco hay talibanes pero tenemos a un tal Iván Campo. Todo consiste en suprimir la hache. Las masas desdeñan la ortografía, y esa letra es muda. Nadie dirá ni pío.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de noviembre de 2001