El mundo universitario brasileño, con sus 2,5 millones de estudiantes, está en ebullición debido a una huelga de sus profesores que se prolonga desde hace tres meses. Piden un aumento salarial que se les viene negando desde hace cinco años. La presidencia de la República ha exigido la vuelta al trabajo de los docentes bajo amenaza de expulsión.
Además, el Consejo Superior de la Magistratura, contra la voluntad del Ministerio de Educación, ha obligado a que los profesores en huelga sean igualmente remunerados. El ministro de Educación, Paulo Renato Souza, ha mantenido su posición dura de que los profesores en huelga no deben recibir su salario. El sindicato de los profesores será multado con cinco millones de pesetas por cada día de la prolongación de la huelga. A pesar de todo, los docentes siguen firmes en su voluntad de continuar el paro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de noviembre de 2001