Leyendo vuestra edición impresa, veo que el billete euro ha sido mostrado por primera vez en público.
Valga esta ocasión para hacer unos comentarios al respecto. Vivo en Lanzarote, islas Canarias, y cuál no será mi sorpresa al ver que de la noche a la mañana decenas de artículos han aumentado de precio. Desde el pan hasta la tinta para la impresora del ordenador que, milagrosamente, han dado un salto en pesetas para que su precio en euros no contenga ningún 'decimal'. El pequeño pan que valía hasta hace dos días 35 pesetas, vale ahora 42 para que, según me explicó la dependienta, cuando llegue el euro el coste sea de 25 céntimos redondos, no 21 o 22, como sería de esperar.
Parece que la UE ha acuñado millones de monedas de un centavo inútilmente, nuestros comerciantes no creen en el cambio pequeño; total, el que paga es el consumidor y el número siempre se redondea para arriba.
La estampida para beneficiarse con el cambio de moneda ha comenzado, y lo más seguro es que las autoridades competentes no harán nada para detener este abuso de grandes mercados, tiendas y comercios en general. Así que, Banco de España, a deshacerse de esos inútiles céntimos, servirán solamente para pesar en nuestros bolsillos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de noviembre de 2001