Tras años de congelación, el presupuesto del Departamento de Bienestar Social para el año 2002 experimentará por primera vez un incremento notable, del 34% (los 71.644 millones de pesetas de 2001 pasarán a 93.109 -558 millones de euros-), un aumento originado fundamentalmente por el impulso a las ayudas a las familias, que crecen el 230%. La consejera de Bienestar Social, Irene Rigau, presentó ayer los presupuestos de su departamento acompañada del titular de Economía, Francesc Homs. Ambos hicieron especial hincapié en las medidas de apoyo a las familias, ya anunciadas por el Gobierno de la Generalitat en dos ocasiones anteriores.
Rigau y Homs explicaron que la Generalitat seguirá aportando ayudas económicas directas a las familias con niños menores de tres años, aunque con modificaciones: la cantidad otorgada por niño pasará de 62.500 pesetas cada año a 80.000 pesetas. El límite de las familias beneficiarias pasa de 3,5 millones de pesetas de renta familiar a 6 millones de pesetas, lo cual permitirá que unas 105.000 familias (el 89% de las que tienen niños menores de tres años) puedan gozar de esta ayuda. Las políticas de apoyo a las familias incluyen también medidas fiscales, como la deducción en el IRPF de 50.000 pesetas por niño a partir del segundo hijo.
En el ámbito de la tercera edad, la partida presupuestaria sube el 21% respecto a 2001. Los 32.445 millones previstos irán destinados a crear 3.475 plazas residenciales y a promover la atención domiciliaria mediante convenios con las instituciones locales.
Pese al aumento en un 34%, el PSC ya anunció ayer que presentará una enmienda a la totalidad al presupuesto de Bienestar Social. El PSC echa en falta un apoyo más decidido de la Generalitat a los ayuntamientos para fomentar la atención domiciliaria. También cuestiona el anuncio de nuevas plazas residenciales para ancianos. 'Lo que se hará será subvencionar plazas privadas a precario', dijo la diputada Marina Geli. El PSC aplaude las medidas de apoyo a las familias con niños de 0 a 3 años, pero las interpreta como una 'compensación' por la falta de plazas de guardería.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de noviembre de 2001