El fotógrafo Vari Caramés (Ferrol, 1953) recibió de la Fundación Santa María el encargo de que ofreciera su visión de la catedral vieja de Vitoria, su monumento gótico más interesante, cuyos cimientos recogen la memoria de la ciudad desde la presencia romana. El resultado es la exposición que el Centro Cultural Montehermoso presenta hasta el 30 de diciembre y que supone el primer acercamiento fotográfico a la restauración del templo. La iniciativa se mantendrá durante los próximos diez años, los que dure la rehabilitación del templo. Las exposiciones se harán con una itinerancia que permitirá dar a conocer la catedral de Santa María en el resto del país.
Caramés ha optado por transmitir su propia catedral, la que sólo existe a través del objetivo de su cámara. El resultado es una iglesia entre medieval y contemporánea, fantasmal en todo momento, con una iluminación que indaga en las atmósferas y que busca más los espacios vacíos que los habitantes propios de un templo, sus fieles y, hoy en día, los turistas.
Las 33 fotografías responden, quizás, al estado actual de la catedral. Sugieren más que afirman las bellezas de una iglesia que se ha planteado como uno de los ejes turísticos de la nueva Vitoria. Es una mirada romántica, cargada de ensoñación y misterio, como corresponde al estado de un edificio en continuo proceso de supervivencia frente a la ruina.
En las imágenes domina el detalle, la búsqueda del rincón que pasa inadvertido para ese visitante que asoma fugazmente en alguna que otra instantánea. Pocas referencias hay al estado actual de la iglesia: unas botas de trabajador abandonadas en una esquina o la provisionalidad que sugiere el cordón luminoso que marca el recorrido de la visita.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de noviembre de 2001