Oficialmente, el alcalde de Alicante, el popular Luis Díaz Alperi, no llamó fascistas a los ediles de la oposición durante la sesión plenaria celebrada el seis de noviembre. El acta de la reunión plenaria no recoge el insulto que el primer edil dedicó a la oposición, a pesar de que esas palabras del alcalde fueron recogidas en los principales titulares de los medios de comunicación y desencadenaron una agria polémica en el Ayuntamiento.
Tras el insulto, el portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Pina, pidió la palabra 'por una cuestión de orden', pero Díaz Alperi no se la concedió. La portavoz de Esquerra Unida, Camino Remiro, se mostró convencida de que los funcionarios responsables de transcribir el acta recibieron alguna orden para no incluir las descalificaciones del alcalde a la oposición. 'No me creo que sea un error de la secretaría municipal', dijo Remiro, quien censuró que 'los concejales populares del equipo de gobierno se consideran dueños del Ayuntamiento y de la ciudad'.
En ese pleno, el PP aplicó el rodillo de su mayoría absoluta para impedir que se investigara a su portavoz, el edil de Cultura Pedro Romero, por pagar precios inflados en actuaciones musicales contratadas por su departamento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de noviembre de 2001