Tras un amago de invierno intempestivo, la llegada del otoño ha sembrado de hojas las calles y avenidas de la capital, como el paseo del Prado (en la imagen). Los vientos que han azotado la región en los últimos días han ayudado a los árboles a mudar las variadas tonalidades ocres y marrones de sus copas por ramas solitarias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de noviembre de 2001