La masacre de 15 perros en Reus (Tarragona) o la muerte a palos de varios gatos en una finca de Murcia, ambos sucesos ocurridos en los últimos días, nos recuerdan de manera brutal la especial inclinación de algunos primates superiores para ensañarse con los seres más indefensos de nuestro entorno. Hace ya bastantes años, en Basauri, ocurrió algo similar cuando se liaron a tiros contra un amplio número de indefensos y desamparados chuchos.
Pienso que salvajadas de este calibre debieran ser castigadas con algo más que con una pequeña multa, que es como el artículo 632 del Código Penal castiga el maltrato animal. Como casi todo, es una cuestión de educación, de respeto a todo ser viviente. Mi perra fue siempre tratada como una perra, pero no por ello con menos respeto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de noviembre de 2001