Hay siglas con tanta historia y carga emocional que hacen inevitable echar la memoria atrás para recordar lo que significaron. Siglas con un pasado valiente, vitalista, tormentoso, traumático y con el cainismo metido en sus entrañas. Sufrieron olvidos y humillaciones, tuvieron fuerza -'Viva Andalucía libre', se gritó en el Parlamento nacional-, alimentaron la conciencia de ser andaluz, le robaron la patente, atravesaron desiertos y dejaron no pocos cadáveres en su larga trayectoria desde principios de los años setenta cuando, en la Facultad de Económicas en Málaga, se constituía Alianza Socialista de Andalucía (ASA). Años más tarde se convertirían en Partido Socialista de Andalucía (PSA). Alejandro Rojas-Marcos, en pequeños círculos, terminaría por reconocer que se habían equivocado con la palabra socialista. Nunca se sabe qué puede ser peor, porque cuando la retiraron para convertirse en partido andaluz a secas, no les fue mejor.
De entonces acá, estas siglas han sufrido tantas mutaciones como crisis y guerras fraticidas vivieron. Lo que es sorprendente, después de tanto asesinato político, es que aún perduren. Ahora es Pedro Pacheco el que se hace con el patrimonio de ellas y sale de nuevo a la estable plaza política andaluza, CEA dixit, según el sondeo del Instituto Opina, para 'reflotar' el nacionalismo andaluz, vano intento que una y mil veces se ha estrellado en las urnas.
Nunca un partido dilapidó tanto esfuerzo y trabajo; nunca unos dirigentes fueron tan capaces de autofagocitarse para regocijo de sus adversarios. La historia que quiere, ahora, reescribir Pacheco y sus esforzados compañeros (as) de viaje, tendrá mucho de visceral porque, al fin y al cabo, se nutre de quienes tienen el cuerpo lacerado con heridas de mil batallas. Pacheco no lo tiene fácil, pero conseguirá una cosa: volver a desangrar y dividir el voto andalucista. Yo sé quien o quienes brindarán con burbujas. Me imagino a Rojas-Marcos, Uruñuela, Arredonda, Ortega, Hurtado, De los Santos y otros históricos con el corazón partío. O a lo mejor no. El futuro se puede escribir con otras siglas. Depende de la historia y de los históricos, de algunos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de noviembre de 2001