La ciudad de Barcelona siempre ha despertado admiración en la Comunidad. El Ayuntamiento de Elche, gobernado por el PSOE, ha pasado de la admiración contemplativa a la acción y ha decidido importar la política turística de la ciudad condal. Técnicos municipales ilicitanos han escrutado sobre el terreno catalán el modelo turístico para implantarlo en la capital del Baix Vinalopó.
Una encuesta realizada entre sindicatos, políticos, asociaciones empresariales y de vecinos concluyó que Barcelona es la ciudad anhelada por los ilicitanos. La mitad de los encuestados era de esta opinión, muy por encima del 10% de amantes de Valencia o Alicante. En una segunda pregunta, la encuesta pulsaba la opinión ciudadana sobre el lugar de residencia ideal. La respuesta a esta cuestión no arrojó sorpresas: la mayoría respondió que Elche es la mejor ciudad para vivir. Pero Barcelona se situó en segundo lugar. A la opinión ciudadana se unen los 'extraordinarios' resultados que, según Carlos González, concejal de Turismo de Elche, está obteniendo la ciudad de Barcelona de su política turística. Decidido el modelo a seguir, técnicos municipales viajaron a la ciudad condal para conocer de primera mano las características de su sistema turístico.
Antes del verano, el pleno del Ayuntamiento aprobó la creación de un instituto de turismo, denominado Turisme d'Elx, una réplica del Consorcie de Turisme de Barcelona, creado en 1993 tras la enorme promoción de la ciudad en los Juegos Olímpicos. Este organismo se basaba en las técnicas de mercadotecnia actuales e incluía la participación privada. Los responsables de la gestión turística en Elche eligieron como trampolín las dos denominaciones de Patrimonio de la Humanidad otorgadas por la Unesco al Palmeral y al Misteri d'Elx. Sin embargo, el punto de partida no es idéntico. Lo cierto es que Elche no es precisamente un destino popular para los visitantes, al menos si se compara con otras localidades de la ribera mediterránea. Su preponderante carácter industrial, cultivado sobre todo a partir de los años sesenta, 'ha hecho vivir a los ilicitanos de espaldas al fenómeno turístico que se ha extendido por España', opina Carlos González.
Una vez constituido el organismo, Turisme d'Elx ve como objetivo trasladar a Elche las ventajas que los encuestados encontraban en Barcelona: dinamismo, modernidad, organización, cultura y negocios, también la calidad de vida, la buena gestión municipal y el carácter abierto unido a la identidad propia.
Las bases teóricas del plan de Acción Turística ilicitano son diáfanas: crear una imagen singular de la ciudad y fomentar la inversión privada. Además, el plan adelanta algunas medidas copiadas del modelo barcelonés, como la tarjeta de descuentos para los turistas o la división de los atractivos de la ciudad en 'productos turísticos' a promocionar.
La elección de Barcelona como modelo a seguir plantea ciertos inconvenientes difíciles de superar, como el hecho de que Elche no disponga de puerto o de que la ciudad condal le supere en un par de millones de habitantes. Pero con imaginación y dedicación se espera recoger buenos frutos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de noviembre de 2001