Vivo y trabajo en Barcelona desde 1990. Mi título y diploma de arquitecto, expedidos en Argentina, fueron homologados inmediatamente, sin rendir examen alguno, sólo con la presentación de la documentación solicitada.
Ahora bien, para tener carné o licencia de conductor debo hacer un examen completo (teórico y práctico), cuyo coste y exigencias de tiempo es, a todas luces, un esfuerzo que para muchos es casi imposible de cumplimentar y un enorme beneficio para las autoescuelas.
Y todo esto porque tengo ciudadanía española desde 1995 y no hay convenio entre la Dirección de Tráfico de España y la de Argentina, por lo que frente a las autoridades (guardia urbana, o policías municipales, por ejemplo) no estoy habilitado a conducir y, a todas luces, mi licencia de conductor, expedida hace nada más que 39 años, es 'inexistente e inútil'.
Me pregunto a quién debo dirigirme para que impere el sentido común y que, luego de un concienzudo examen médico, oftalmológico y/o psiquiátrico, se homologuen las licencias de conductor de forma inmediata. Creo que esta situación para los americanos es de un manifiesto agravio comparativo y hasta casi surrealista.
Estamos homologados para operar (médicos), hacer edificios (arquitectos), curar dientes (dentistas), tender autovías y puentes (ingenieros), defender a detenidos (abogados), participar en ONG; en síntesis, podemos participar en los beneficios a la comunidad toda, pero no para conducir un automóvil. Para ello no estamos homologados.
¿Cuándo se subsanará esta flagrante inequitatividad?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de noviembre de 2001