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COLUMNA

Crímenes

Intentaron hacerlo nuevamente esta misma semana, esta vez en el parque bilbaíno de Etxebarria, esta vez, al igual que otras veces, a distancia, por medio de una pancarta bomba. Se ha comentado en más de una ocasión que nuestros asesinos se parecen a los iluminados que embistieron el 11 de septiembre contra el World Trade Center, pero se equivocaban de la misma manera que la paloma tonta de Rafael Alberti quienes lo comentaban. Y es que si algo planifican con minuciosidad los miembros de nuestro ejército de liberación es su huída. Son expertos en fugas. Una ekintza bien hecha, en sentido dorsiano, no concluye entre ríos de vino y miel, rodeados de huríes en el paraíso, sino en un restaurante de cuatro tenedores o en algún afamado asador, frente a unas chuletillas de cordero y un crianza de Rioja. El paraíso está aquí. Los activistas de ETA estiman demasiado su vida como para inmolarla dentro del fuselaje de un avión o en una camioneta kamikaze.

Se creen especiales y no saben que son lo más corriente y ordinario del mundo. No entienden que su oficio es tan antiguo como el de las putas y mucho más vulgar. Lo de matar por la patria es una vieja y aburrida milonga. Una excusa manida que encubre toda clase de carencias, frustraciones y miedos y taras. No le demos más vueltas. Acaban de caer estos días en mis manos los Crímenes ejemplares de Max Aub. Una joya de libro. Pequeños cuentos como fogonazos. 31 de ellos han sido interpretados (rematados y a la vez revividos) por 31 artistas, desde Alejandra Hidalgo a Chumy Chúmez, pasando por Asun Balzola, Urrutia Capó o Isidro Ferrer.

Dicen que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen. Y eso es precisamente lo que han hecho los 31 artistas que han querido recrear los crímenes contados por Max Aub hace más de cincuenta años. Son crímenes contados, es decir, muertes con cuento, sordas o fulgurantes, sorpresivas o previsibles. Puñaladas traperas y escopetazos. Nada del otro mundo. 'Lo maté porque era más fuerte que él'. 'Lo mate porque era más fuerte que yo'. 'Lo mate porque era de Vinaroz'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de noviembre de 2001