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Reportaje:TEATRO

Acumulación y ausencias

La única puerta de entrada en Madrid a las grandes creaciones teatrales internacionales es el Festival de Otoño: antaño había más (el Centro Dramático Nacional, el Teatro Español). Pudiendo ser éste su papel principal, también juega otros: exhibe espectáculos madrileños y del resto de España, algunos de los cuales deberían tener acomodo en la cartelera durante la temporada; se extiende a diversos municipios de la región, tiene un apartado musical variopinto... Se pensó, hace 16 años, como un cajón de sastre que debería contentar a todos y así se ha mantenido sin que nadie lo redefina y lo conduzca en una dirección precisa.

A pesar de que cada año reduce su programación, 60 espectáculos siguen siendo demasiados, y los entre dos y cinco días que están en cartel, pocos. La magnitud de la oferta y la falta de jerarquía en su presentación hace que montajes excepcionales pasen casi inadvertidos: ocurrió en sucesivas ediciones con La Troppa o con Federico León, que por aquí anduvieron como de puntillas y meses después calaron hondo en Europa; este año ha sucedido, en menor medida, con José Montalvo y su Le jardín Io Io Ito Ito.

El festival es absolutamente necesario, pero cabe perfilarlo mejor, hacer menos apuestas y más decididas. Que el teatro se lleve la parte del león parece justo, puesto que la oferta musical internacional está en Madrid aceptablemente servida. Entre los aspectos que deben reconsiderarse está la extensión a los municipios de la comunidad: tendría sentido si el festival llevara allí los mismos espectáculos que trae a la capital.

Entre la oferta teatral de este año ha habido un viejo conocido que dio lo mejor de sí (Robert Wilson), muchos espectáculos interesantes de pequeño formato (el de Orkater, el Mein Kampf de Tantarantana, una Eva Perón chilena, un excelente actor llamado Martin Wuttke) y una única gran novedad: la Volksbühne. Se siguen echando de menos los últimos montajes de Brook, Bausch y Mnouchkine, y sitio para innovadores como Barberio Corsetti, Eimuntas Nekrosius, Christoph Marthaler, Thomas Ostermeier y Alain Platel (por citar sólo a ganadores del Premio Europa a las Nuevas Realidades Teatrales): algunos de sus espectáculos se han exhibido en Barcelona, Sevilla y Sitges. En Madrid todavía se les espera.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de noviembre de 2001