Diferentes miembros del Gobierno catalán, entre ellos el propio presidente Jordi Pujol, se esforzaron ayer en contrarrestar el alud de críticas en contra del incremento de la gasolina en cuatro pesetas aprobado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera con los votos del Partido Popular y de Convergència i Unió. Jordi Pujol calificó ayer la subida de 'inevitable' a la vez que reclamó la comprensión de la ciudadanía 'porque la recaudación servirá para mejorar la sanidad catalana y española'.
El consejero de Política Territorial, Felip Puig, anunció en Reus que la Generalitat estudiará 'medidas compensatorias' para los colectivos a los que este nuevo impuesto pueda afectar de forma especial en sus actividades, como el agrario o el pesquero. El consejero de Agricultura, Josep Grau, señaló que la próxima semana iniciará conversaciones para homogeneizar las ayudas a pescadores y agricultores.
Jordi Pujol, durante una visita a la población de Llinars del Vallès, rehusó confirmar si la Generalitat aplicará el tramo autonómico del impuesto de 1,6 pesetas por litro como máximo. 'Es lógico', reconoció, 'que cualquier incremento de impuestos sea mal recibido, pero en Cataluña y en España había un gran déficit de financiación de la sanidad que desde el Gobierno central no se había querido reconocer y se había denunciado desde Cataluña hace muchos años'. Según fuentes de la oposición, el déficit de la sanidad catalana supera los 436.000 millones.
El presidente hizo una defensa a ultranza de la política económica del Gobierno del Partido Popular. 'Era inevitable [la subida] antes o después, porque existe una tendencia general en Europa a aumentar los impuestos indirectos y rebajar los directos, y el Gobierno central sigue esta política, que también está solicitada por la Unión Europea porque en España hay unos impuestos especiales bajos', añadió.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de noviembre de 2001