La publicación de un primer avance de los resultados de las cajas de ahorros, correspondientes al cierre del tercer trimestre de este ejercicio, invita a destacar una serie de aspectos que pueden marcar la próxima evolución del sector.
En primer lugar, tal y como reflejan los crecimientos de créditos y depósitos, las cajas continúan beneficiándose de su mayor cercanía a las familias y consiguen arañar así cuota de mercado a los bancos. No obstante, a tenor de la evolución que se ha producido en los ingresos y de los costes financieros, se intuye una política de precios más rigurosa en estos últimos.
Dados los previsibles problemas que todas las entidades tendrán que afrontar por el lado de los ingresos, consecuencia directa de la ralentización económica y de la intensificación de la competencia, sus gestores se verán en la obligación de actuar sobre los costes, mediante la puesta en marcha de programas de reingeniería de procesos y optimización de los mismos. En este sentido, los crecimientos de los gastos de explotación de las cajas continúan siendo excesivos.
La necesidad de reforzar la solvencia y la profesionalización de la gestión son aspactos de especial relevancia para el sector
Los resultados se ven penalizados por un hecho cierto: la progresiva aplicación del fondo de cobertura estadística de insolvencias. Las mayores provisiones que supone el mismo coinciden con una morosidad en niveles mínimos y con una cobertura de la misma en máximos históricos.
Es decir, tales cifras no reflejan aún las consecuencias del fortísimo crecimiento del crédito que se trasladará a la morosidad, previsiblemente, a lo largo del próximo año.
Ante esta situación, al hilo del anteproyecto de la Ley Financiera, observamos dos aspectos de especial relevancia para el sector: la necesidad de reforzar la solvencia y la profesionalización de su gestión, aspectos que deben encontrar pronta solución en dicha ley.
Miguel A. Martín-Albo y Francisco J. Valero son, respectivamente, consultor del Departamento de Análisis y Consultoría Bancaria y socio-director de Estudios de AFI.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de noviembre de 2001