Al contemplar la vid y, dependiendo de la época, podemos admirar sus frutos y comparar las uvas con las parcelas lindantes. Las técnicas de cultivo son las que imprimirán su carácter en los caldos. Pero hay otro aspecto que a la mayoría de los neófitos se les escapa. Debajo de la parte vegetal aérea tan atractiva, con forma de racimo invertido, se esconde la parte subterránea de la cepa, denominada pie o porta-injerto, que juega un importante papel en la calidad del fruto. Desde la destrucción del viñedo en Europa por la filoxera, a finales del XIX, todo el viñedo del viejo continente es injertado. Por eso, aunque a la parte aérea de la planta le debemos el nombre del fruto, la calidad de las uvas a menudo viene dada por la clase de pie plantado, en función del suelo y la producción deseada.
Bodegas Macaya
Larraga (Navarra). Teléfono. 948 711549 www.vinotecamanu.com
De esta ciencia saben mucho los viveristas, los encargados de criar plantas para abastecer a todas las bodegas. Lorenzo Macaya es un viverista de siempre, y propietario de viñedos en la localidad navarra de Larraga, que se ha embarcado recientemente en la aventura de adquirir la antigua cooperativa local de San Francisco Javier. Allí ha comenzado a elaborar sus primeros caldos nacidos de una gran selección de plantas.
Su primer vino, Condado de Almara 2000, está elaborado a partir de tempranillo 100% y en los próximos meses verá la luz su crianza 1999, un coupage de tempranillo y cabernet sauvignon. Este caldo de 2000 es de un color rojo picota concentrado con aromas a torrefactos y regaliz de crianza en madera nueva y buena. En boca es ligero pero muy envolvente donde la buena crianza vuelve a hacerse notar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de noviembre de 2001