Varios estudios elaborados con ocasión del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer ponen de manifiesto la relación directa entre el consumo de alcohol y otros estimulantes y los malos tratos.
Según un trabajo de la Consejería de Bienestar Social las alteraciones emocionales son los problemas que con mayor frecuencia, hasta en un 76% de los casos detectados, se manifiestan entre los agresores. Y esas alteraciones resultan agudizadas por el consumo abusivo y habitual de alcohol, que caracteriza el 43,5% de los casos, o el abuso de otras sustancias tóxicas, tales como la cocaína, el hachís o la heroína.
Las mismas conclusiones se desprenden de un trabajo de la Fundación Salud y Comunidad, difundido ayer, que cifra entre el 50 y el 75% de los casos de violencia doméstica asociados al abuso de alcohol.
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Las drogas más implicadas en hechos violentos serían, según el informe, la cocaína, por sus efectos estimulantes, y el alcohol, porque, aunque se trata de un depresor nervioso, su efecto inicial es euforizante y disminuye el control de impulsos.
La desinhibición producida afecta también a emociones que, en condiciones normales, son reprimidas o controladas como ira, celos, culpabilidad, tristeza o aumento de la frecuencia e intensidad de las reacciones agresivas y antisociales.
El mismo trabajo, sin embargo, subraya que en ningún caso un consumo abusivo de alcohol constituye un argumento para disculpar a los agresores de las acciones violentas que puedan cometer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de noviembre de 2001