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Un incidente con un grupo de marroquíes en Sevilla agrava la crisis diplomática

Madrid rechaza el "contenido improcedente" de la nota de Rabat que considera el hecho claramente hostil

La tensión entre España y Marruecos ha subido de tono como consecuencia de un incidente ocurrido el sábado en Sevilla, donde se celebraba la 27ª Conferencia Europea de Apoyo al Pueblo Saharaui. La policía impidió, a petición de los organizadores del acto, la participación de una decena de marroquíes que no estaban acreditados para hacerlo. El Ministerio de Exteriores de Rabat difundió ayer un duro comunicado en el que califica el incidente de "acto de hostilidad flagrante, injustificado e injustificable contra Marruecos" y amenaza con represalias. El Ministerio de Exteriores español replicó con otro comunicado en el que desacredita la versión del incidente y rechaza "el contenido y el tono improcedente" de la nota marroquí.

La celebración en un hotel de Sevilla de la conferencia en apoyo del pueblo saharaui, un foro organizado por asociaciones que defienden la autodeterminación del Sáhara Occidental, está en el origen del incidente, sobre cuyo desarrollo difieren, hasta en los detalles más mínimos, la policía y los organizadores del acto, por un lado, y el grupo de marroquíes, compuesto por miembros de la ONG Sáhara Marroquí y varios periodistas, por otro.

La Delegación del Gobierno en Andalucía afirma que el incidente se limitó a impedir que un grupo de 10 marroquíes (siete miembros de la ONG y tres periodistas) participara en el acto, después de que los organizadores así se lo solicitaran alegando que no habían anunciado su presencia, no estaban acreditados y que, además, sospechaban que iban a boicotear la conferencia. Y agrega que, una vez en la calle y tras tomarles la filiación, se les dejó marchar sin más. La versión del grupo marroquí indica que 13 personas (nueve de la ONG y cuatro periodistas) fueron vejadas, detenidas, interrogadas y expulsadas de España con escolta por policías y guardias civiles españoles que exhibían "insignias pro Polisario".

Lo que inicialmente parecía un simple altercado se convirtió ayer en un agravamiento de la compleja crisis diplomática que viven España y Marruecos. La protesta marroquí fue primero formulada por el ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaissa, quien el sábado por la noche llamó por teléfono a Lima a su homólogo español, Josep Piqué, aunque la polémica subió de tono ayer tras la difusión de la nota de Benaissa.

El comunicado de Rabat recoge la versión de los militantes de la ONG a los que no se les dejó manifestarse porque podían "perturbar el orden público", dice. "Marruecos rechaza este pretexto porque miles de simpatizantes de las tesis separatistas pudieron, horas más tarde, manifestarse por las arterias de Sevilla".

Amenaza de represalias

"Los cuatro periodistas", prosigue la nota marroquí, "fueron impedidos de llevar a cabo su labor informativa en un suelo español abierto sin ninguna limitación a los adversarios de nuestra integridad territorial"; es decir, la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara. "El Gobierno marroquí procederá", agrega la nota, "al examen de esta situación con el propósito de adoptar, en caso de necesidad, las medidas y decisiones que se imponen". Esta frase ha sido interpretada por la diplomacia española como una amenaza de represalias.

La respuesta española fue también contundente. En su conversación con Benaissa, señala una nota de la Oficina de Información Diplomática, Piqué "puso de manifiesto su rechazo a la versión de los hechos" de su interlocutor marroquí. La OID lamenta además que "el ministro de Asuntos Exteriores marroquí haya dado crédito a versiones directamente destinadas a provocar un empeoramiento de las relaciones entre los dos países sin haber procedido a contrastar la veracidad de los hechos, lo que dificulta la normalización que España, sin ninguna duda, desea".

Piqué hizo hincapié en que "lamentaba el comportamiento de individuos que contribuyen a enturbiar las relaciones hispano-marroquíes". La nota española concluye con el rechazo al "contenido y el tono improcedente de la nota" de Benaissa.

La versión del presidente de Sáhara Marroquí, Reda Tounjni, ha sido tomada a pie juntillas por el Gobierno de su país. Tounjni asegura que acudió a Sevilla con cuatro periodistas de los diarios Le Matin du Sahara y Assahara y de los semanarios Al Hadath y Assahifa.

Los miembros de la ONG querían, según, Reda Tounjni, "hacer llegar la voz de los saharauis que piensan de otra manera" al acto que ayer concluyó en Sevilla. Los periodistas tenían la intención de "cubrir" las actividades de la ONG y de la Conferencia a la que asistió el líder del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, y diputados de varios países europeos.

La Delegación del Gobierno en Andalucía y fuentes policiales indicaron que la intención del grupo era alterar la conferencia, para lo que portaban pancartas, pasquines y aerosoles. Los miembros de esta ONG habían preparado hace 10 días en Rabat esta protesta y ya en mayo del año pasado intentaron boicotear otro acto en Sevilla organizado por simpatizantes del Frente Polisario.

En la conferencia de apoyo al pueblo saharaui, que comenzó el viernes y concluyó ayer, participaron 80 asociaciones y 400 representantes de 18 países. Al foro acudieron, entre otros, la guatemalteca Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz, y Danielle Mitterrand, viuda del ex presidente francés.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de noviembre de 2001