El 25 de noviembre es el día mundial contra la violencia sexista, que se basa en una relación de poder, en una dominación entre agresor y agredida. Sabemos que el camino para romper esta denominación pasa por la igualdad aunque los pasos que se dan hacia ella es un camino lleno de escollos y obstáculos. El más grande y difícil de salvar quizá sea nuestra propia educación sexista.
Los y las enseñantes tenemos mucho que decir y hacer en este sentido. Sin embargo, en esta ardua tarea nos encontramos muy solas y nadando contra corriente. Como ejemplo, ahí tenemos la campaña navideña de juguetes de un centro comercial de reciente apertura en Vitoria. Es de un sexismo tal que nos cuesta darle crédito, al constatar la falta de escrúpulos y el engaño del que se vale para vender con medios más que dudosos. A quienes creemos que hay otras maneras y caminos más éticos para conseguir la igualdad, no nos queda más que la denuncia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de noviembre de 2001