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CARTAS AL DIRECTOR

Anoche tuve un sueño

Después de ocho años sin ejercer mi sacrosanto derecho al voto, soñé que votaba y que mi voto era para un partido con una idea realmente laica del Estado, un partido que sacaba una ley de eutanasia en los tres primeros meses de gestión, un partido que devolvía a la enseñanza su dignidad, a los perdedores de siempre una pensión digna en que caerse muertos.

Soñé que sacaban (decreto ley) del país a toda la gentuza que puebla nuestra televisión pública, daban 30 segundos para abandonar el cargo a los que medran a costa de la poca salud del Estado, sean ministros de Economía o analfabetos secretarios de cualquier cosa.

Soñé que votaba a un partido (¿es posible tal cosa?) y que no mercadeaban con mi voto (¿verdad IU?) o tergiversaban y anulaban mi pobre sufragio.

Desperté para entender que cuando gane Zapatero será porque los hijos de mis alumnos (analfabetos a mayor gloria del ecónomo de Valladolid) no ven peligro ni distancia entre unos y otros. En fin, SOS, señores, para 800.000 o más ciudadanos de izquierda en busca de partido al que votar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de noviembre de 2001