El director del Museo del Prado, Fernando Checa (Madrid, 1952), presentará, previsiblemente, su dimisión en un encuentro esta semana con la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo. Las diferencias entre el director del museo y el presidente del patronato, Eduardo Serra, que comenzaron cuando éste tomó posesión en 1999 al proponer un cambio jurídico administrativo que potencia la figura del presidente, culminaron el pasado lunes cuando Serra ocupó el despacho de Checa en el edificio de oficinas del Prado. El director no ha acudido desde entonces al museo.
La ocupación por parte del presidente Eduardo Serra del despacho del director, Fernando Checa, el pasado lunes, fue "más que un acto simbólico", según fuentes del museo, que en los últimos días han recibido los rumores desde la última planta del edificio de oficinas del Museo del Prado, donde además tiene despacho el director de comunicación, José Luis Balbín. Otro argumento que amplía la distancia entre los dos directivos ha sido la reciente reunión sobre adquisiciones de obras por parte del museo, que se celebró sin la participación del director.
"No voy a hablar con la prensa hasta que me reúna con la ministra esta misma semana", declaró anoche Fernando Checa al regresar a Madrid de un viaje previsto a Valladolid para intervenir en la Universidad. "Sólo reconozco que la situación está muy complicada y no tengo nada en el ánimo sobre la dimisión, que dependerá de la reunión con la ministra y de cómo evolucionen las cosas".
En caso de una destitución del cargo por parte de la ministra se tiene que cumplir la formalidad, según el reglamento, de su comunicación previa al pleno del patronato del museo. Anoche no se había convocado esta reunión, según los patronos consultados, y en el último pleno, celebrado el 7 de noviembre, se trataron asuntos de trámite, como adquisiciones de cuadros, las obras de ampliación y el programa de exposiciones.
Fernando Checa no acudió ayer al museo por segundo día consecutivo, ya que el lunes se desplazó a Cuenca y ayer a Valladolid, en dos viajes que figuraban en su agenda. Lo previsible es que siga realizando las tareas como director en los actos en el exterior del museo ante la falta de despacho. El despacho perteneciente hasta ahora a Eduardo Serra tiene un mobiliario menos lujoso y peores vistas sobre las cubiertas del museo, una de las mayores preocupaciones de Checa desde que asumió la dirección del museo en 1996. En varias ocasiones el escándalo afectó de lleno al prestigio del Prado al detectarse goteras en las salas, incluida la gran sala dedicada a Velázquez.
La crisis en la dirección del Prado coincide con el aplazamiento del cambio jurídico administrativo del museo y la presentación a las Cortes de un anteproyecto de ley para convertirlo en un ente público desde la autonomía actual, una de las primeras decisiones que tomó Eduardo Serra como presidente del patronato.
Ante las críticas de los diversos sectores de la pinacoteca, sobre todo de los conservadores, que virtieron sus opiniones sobre el museo en una firma colectiva, y las procedentes de los historiadores del arte, el anteproyecto se detuvo por orden del presidente Aznar. Éste, en la última reunión de la comisión delegada de asuntos culturales, el pasado mes de julio, recomendó la búsqueda de un mayor consenso de las fuerzas políticas y de los profesionales para la redacción del anteproyecto.
Serra fue la cabeza visible del museo desde que tomó posesión como presidente, al fomentar esta figura junto con la comisión permanente del patronato como el órgano de decisión. En sus comparecencias públicas, Serra explicó en varias ocasiones su esquema de museo, como ocurrió en su conferencia en el Club Siglo XXI, de Madrid, en donde afirmó que era el momento de modernizar el Prado. En los actos del museo era frecuente ver a Serra en la tribuna mientras que el director se encontraba entre el público.
El sustituto completará el plan museográfico y las obras de ampliación
Fernando Checa al frente del Museo del Prado durante cerca de seis años deja en marcha un plan museográfico que ha afectado, sobre todo, a la nueva ordenación de las salas y las plantas del edificio Villanueva, y el plan de ampliación del mismo con el claustro de la iglesia de los Jerónimos, según el proyecto del arquitecto Rafael Moneo. La presentación de la maqueta definitiva por parte del presidente del patronato, Eduardo Serra, y el director fue uno de los últimos actos conjuntos. El proyecto de Moneo ya está en marcha con el traslado de las ruinas del claustro para su rehabilitación y colocación en el nuevo emplazamiento. Checa había terminado en los últimos meses los estudios sobre la reordenación de los cuadros de batallas en el salón de reinos del actual Museo del Ejército, único testimonio del antiguo palacio del Buen Retiro junto con el Casón, actualmente en obras de reforma y ampliación para situar los grandes formatos de la pintura histórica del XIX.
Con un Checa todavía director del Prado, pendiente de una entrevista con la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo, ya han comenzado a circular los candidatos a un cargo que se considiera de alto prestigio para un historiador del arte o un gerente de la cultura. El director del Museo Thyssen, Tomás Llorens, es el nombre más repetido en diversas fuentes, como colofón de su carrera tras pasar por el IVAM y el Reina Sofía. En la carrera figura también Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao y ex subdirector del Reina Sofía. Más cercanos al modelo de los museos americanos que propone Eduardo Serra están Monreal y Yuste, con la experiencia de su gestión y exposiciones al frente de la Fundación la Caixa y la Fundación Juan March, respectivamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de noviembre de 2001