El Gobierno argentino postergó para la semana próxima el primer encuentro de la llamada "concertación" en el que debían participar representantes de empresarios y sindicatos para anunciar los temas de la agenda a debate sobre los que se proponen alcanzar acuerdos o pactos similares a los de la Moncloa, firmados en España en los años setenta.
La imposibilidad de discutir siquiera los títulos de los asuntos pendientes, sin entrar todavía en los contenidos, y otros "ruidos" políticos provocados por los fuertes rumores y las versiones que a diario agitan los mercados, alteraron la relativa calma con la que se había iniciado la semana.
Los indicadores recogieron de inmediato el sobresalto del débil corazón económico, el índice de sobretasa por el riesgo que supone invertir en este país se acercó nuevamente a los tres mil puntos y las acciones líderes perdieron más de tres puntos de promedio en las últimas dos sesiones. Ayer, el índice merval de la Bolsa de Buenos Aires perdió un 3,03%, mientras que el riesgo país subió hasta los 2.953 puntos básicos.
La madre de todas las batallas, el "canje voluntario" de títulos con los que el Gobierno pretende reprogramar los vencimientos de la deuda pública para postergar los pagos, bajar las tasas de interés y ahorrarse en el próximo año unos 3.500 millones de dólares, cuenta en su primera fase o tramo local con el apoyo de los bancos, que aceptaron ya renovar unos 12.000 millones de dólares. Continúa trabada la negociación con los fondos de pensiones, que se niegan a incluir los bonos de deuda de las provincias en el canje, unos 1.000 millones sobre un total de 21.000 millones de dólares de títulos en su poder.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de noviembre de 2001