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El surrealismo de Óscar Domínguez regresa a España

Una exposición reúne en Madrid 62 obras del pintor canario fallecido en París en 1957

Desde la treintena de ilustraciones que realizó para la obra de Paul Éluard Poésie et Vérité a la escultura El toro, realizada para el jardín de su amante, la vizcondesa de Noailles, la obra de Óscar Domínguez (La Laguna, Tenerife, 1906-París, 1957) nunca fue autocomplaciente. "Domínguez se cuestionó a sí mismo constantemente", afirma Guillermo de Osma, comisario de la exposición que le dedica la Fundación Telefónica, en Madrid. Compuesta por 62 óleos, en su mayoría inéditos, la exposición quiere recuperar la versátil obra de un autor "perdido".

La exposición Óscar Domínguez, surrealista se puede ver desde hoy y hasta el próximo 13 de enero en la planta principal de la sala de exposiciones de la Fundación Telefónica (Fuencarral, 3). Los paisajes cósmicos, sus toros y caballos, su serie dedicada a las bicicletas, su faceta de ilustrador, su etapa figurativa, sus esculturas y sus ilustraciones ofrecen un viaje a través de la obra de un pintor que en España ha tenido un reconocimiento tardío. "Dominguez sigue siendo un gran desconocido, no tiene la plaza que se merece", señala Guillermo de Osma, comisario de la exposición.

Domínguez viajó en 1927 de Canarias a París enviado por su padre para que se ocupara de los negocios familiares. Allí inició su fructífera relación con los poetas surrealistas. "Óscar Domínguez no era sólo un pintor surrealista, sino que hizo del surrealismo una filosofía de vida". André Breton y Paul Éluard fueron sus dos grandes amigos. Con el primero rompe en los años cuarenta, mientras que la muerte de Éluard, en 1952, le deja sin uno de los escasos amigos que logra calmar su extravagante personalidad. "Domínguez", escribió Ernesto Sábato, "fue siempre un surrealista en su modo de concebir y resistir la existencia".

A mediados de los cuarenta, y tras su ruptura con Breton, Domínguez conoce a Picasso. "Lo poco que sé", afirmó Domínguez, "se lo debo en un ochenta por ciento a Picasso. Es una persona que constantemente te muestra horizontes".

De cómo Domínguez bebió de Picasso da cuenta la exposición inaugurada en Madrid. Desde un claro homenaje al Guernica (La liberación de España, 1947) a la figuración expresionista en la que los contornos de sus figuras y objetos están marcados por gruesos trazos negros.

La mayoría de los cuadros expuestos por la Fundación Telefónica pertenecen a colecciones particulares y a museos de Europa y América. "En su mayoría son inéditos nunca expuestos", subraya Guillermo de Osma.

Entre otros, se encuentra el cuadro que ilustra el catálogo, que perteneció a Breton y "cuya existencia no se conocía ni siquiera en foto".

Suicidio

El suicidio de Domínguez al fin del año 1957 fue el broche final a una vida marcada por el exceso. Acosado por el fantasma de una enfermedad que deformaba cada vez más su cuerpo, Domínguez se cortó las venas sin dejar ni una nota. Sólo sus cuadros y un último dibujo, que envió horas antes al coleccionista Claude Harsaint y a su familia: "A Claude Hersaint, un recuerdo del porvenir".

Sin familiares que reclamaran su obra, el estudio del pintor permaneció intacto hasta 1960, en que se organizó una gran subasta con la obra que había dejado en su taller. "Domínguez fue un hombre muy desamparado durante su vida y también después de su muerte", explica Guillermo de Osma. "La primera antológica de su obra se realizaría en Alemania en 1965. Sería conocida en Suiza, Alemania y Francia antes que en España".

La exposición de Madrid (que también incluye algunos de los escasos objetos surrealistas de Domínguez que se han conservado en condiciones) dedica la parte final de su recorrido a las decalcomanías: "Aquélla fue su última etapa y la más creativa". Esta técnica de impresión de tinta sobre papel mediante la superposición de una hoja satinada a otra áspera supuso, según el comisario de la exposición, "una etapa brillante en la que se sale de la estética surrealista e inicia un camino novedoso que linda con la abstracción".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001