Mohamed Younsi y su mujer Silvia acababan de levantarse un tranquilo sábado por la mañana cuando recibieron una visita inesperada. Ocurrió hace dos semanas. Un agente judicial llamó al domicilio que el matrimonio comparte en Valencia para interrogar a Mohamed. Quería saber qué relación mantenía con la empresa castellonense Denimcord, SA. Tras salir del asombro, el marroquí contestó que se trata de una de las numerosas empresas a las que ha enviado su currículo para encontrar trabajo. Al instante, la pareja inquirió sobre el motivo del extraño proceder, y el agente les comentó que la citada empresa textil se había dirigido a la Guardia Civil al considerar sospechoso un sobre que había recibido. Sospechoso de llevar ántrax. El asombro se fue tornando en incredulidad. "Parecía una broma, como si fuera de película", recuerda Silvia. Preguntaron entonces si se había abierto la carta y cuál era el fundamento de la sospecha.
El agente indicó que no, que no se había abierto, y que el sobre estaba en el laboratorio para ser analizado. No se preocupen que tan sólo se trata de una comprobación rutinaria, no le den más importancia, vino a decir. Nada dijo del por qué de las sospechas. Mohamed firmó el único documento del cuestionario que le realizó el agente y éste se marchó.
La incredulidad dio paso a la indignación. Llamaron a la Guardia Civil de Castellón, que también quitó importancia al suceso, además de confirmar que el sobre estaba en el laboratorio. "Me preguntó: 'No estará pensando que es algo de racismo', y yo le dije que todo lo había dicho él", apunta Silvia. "Nos quedamos con una rabia"..., añade.
Mohamed tiene todos los papeles en regla. Lleva 11 años viviendo en Valencia. Afirma que nunca ha tenido problemas de racismo ni rechazo. Ha estudiado secretariado y recientemente finalizó un curso de comercio exterior. De 34 años, natural de Chaouen, habla varios idiomas. En función de sus conocimientos envió su currículo a un "montón" de empresas, sobre todo de Castellón, dado el carácter exportador de su industria y de las relaciones que mantienen con países árabes. La mayoría le remitió una correcta respuesta tipificada.
"La verdad es que estoy dolido. Si mi nombre no fuera árabe no hubiera pasado nada. Sólo busco trabajo. Creo que es una discriminación, si no racismo", explica Mohamed, quien deduce, lógicamente y ante la falta de respuestas, que las sospechas se basan en que puso su nombre -y también su dirección- en el remite de la misiva. "No hay otra explicación", ratifica su mujer. Pero, ¿por qué no comprobaron primero el interior de la carta, consultaron el padrón o llamaron por teléfono..., tan fuerte es la psicosis del ántrax?, inquiere el matrimonio. Frente a la libertad para sospechar y denunciar está la libertad para indignarse y reaccionar, razonan lo dos. SOS Racisme les aconsejó que denunciaran los hechos al Síndic de Greuges y al Defensor del Pueblo, debido a la imposibilidad de otro proceder legal.
La Guardia Civil, por su parte, procedió como marcan las instrucciones recibidas "desde arriba" en relación a esos casos, según afirmó ayer el capitán Serradilla. Una empresa comunicó que habían recibido un sobre que consideraban sospechoso, se envió al laboratorio y se iniciaron las comprobaciones, agregó el mando de la Benemérita en Castellón, al tiempo que quitaba hierro al asunto. En todo caso que se pregunte a la empresa, añadió.
Una persona respondió al teléfono de Denimcord. Sin querer identificarse, en seguida comentó que no había pasado nada, que era una persona que buscaba trabajo, y que la carta, al no conocer a su remitente, levantó "suspicacias", aunque "si uno te quiere hacer daño, no pone su nombre y su dirección". "Es que fue también hace dos semanas, cuando había más psicosis", se justificó, y añadió: "No creo que tenga la culpa nadie, y en la empresa tenemos trabajadores extranjeros, ¡eh!".
Muy poco le falta para conseguir la nacionalidad española a Mohamed, quien quiere subrayar que ha encontrado de momento un trabajo en la empresa de Riba-roja IDP Lampshades. "También hay un egipcio y un marroquí", apunta, mientras sonríe.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001