Mientras Michael Jordan se preparaba en su vestuario para disputar el partido ante Filadelfia 76'ers, en una sala contigua Allen Iverson firmaba un contrato con Reebook que sumará a su cuenta corriente 10 millones de dólares al año (unos 1.900 millones de pesetas) durante el resto de su vida. Dos estrellas de dos generaciones diferentes se volvían a encontrar en la cancha después de tres años. La primera vez que se enfrentaron, en 1996, un osado novato de un equipo en decadencia logró delante de las narices de Jordan una canasta después de mostrar su catálogo de habilidades, un aviso de intenciones para el futuro.
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El miércoles se cruzaron de nuevo pero esta vez con las cartas cambiadas. Iverson fue elegido mejor jugador de la Liga la temporada pasada, mientras que Michael Jordan lucha por sacar a los Washington Wizards de la mediocridad. En números, el duelo individual lo ganó Iverson, que anotó 40 puntos por 30 de Jordan, pero la victoria fue para los Wizards 94-87. Más allá de estadísticas, el viejo maestro fue el ganador. Demostró que con casi 38 años y después de tres años de retiro, todavía tiene el baloncesto y el orgullo suficiente para plantarle cara a cualquiera de los nuevos aristócratas de la Liga. "Michael controló el partido en todo momento", reconoció el entrenador de los Sixers, Larry Brown.
No se marcaron mutuamente en ningún momento del encuentro pero el duelo estaba servido. Los dos primeros cuartos fueron una exhibición de los dos jugadores, pues entre ambos lograron 47 puntos antes de llegar al descanso. Y llegó a sus más altas cotas en el segundo cuarto, cuando Jordan anotó los últimos 14 puntos de su equipo e Iverson sumó 17 con buenos porcentajes en el tiro. Pero todo cambió a partir del tercer cuarto. Minutos antes de comenzar el encuentro, el técnico de los Wizards, Doug Collins, sacó del banquillo a Tyronn Lue, jugador rápido y aceptable tirador, cuya mejor virtud es sacar de quicio a Allen Iverson. Así lo hizo en la final del año pasado para beneficio de los Lakers. El escolta de los Sixers sucumbió de nuevo ante Lue, falló un tiro tras otro y perdió hasta nueve balones. En los Wizards, Richard Hamilton fue el secundario que necesita Jordan cuando sus piernas notan los años. Logró 28 puntos y llevó a Washington a la victoria final.
La victoria de los Wizards ante uno de los mejores equipos de la Conferencia Este ha calmado los nervios de Michael Jordan. Después de perder ante Cleveland por 19 puntos, la estrella declaró que el equipo apestaba. El equipo había perdido nueve de los últimos diez partidos y las críticas hacia la estrella han comenzado a gotear. La prensa le acusa de tirar a canasta demasiado, 25 veces por partido con un porcentaje que apenas supera el 40%. El antiguo entrenador de los Wizards, Gar Heard le achaca que su regreso ha detenido bruscamente el progreso de los jóvenes del equipo. Nada coge por sorpresa a Jordan, "me crucificarán", auguró cuando aún no había hecho oficial su vuelta. 25,7 puntos, 6,4 rebotes y 4,9 asistencias por partido, "los que le critican son unos idiotas, no conozco a nadie que haya estado tres años alejado de algo y vuelva al máximo nivel como Michael lo ha hecho", reconoció su técnico, Larry Brown.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001