Fondos de pensiones, bancos y compañías de seguros de Argentina confirmaron ayer que acudirán al canje de títulos de la deuda pública impulsada por el Gobierno con bonos que suman en conjunto 35.000 millones de dólares. Este importante apoyo, clave para el éxito del plan para evitar la suspensión de pagos de la deuda, no disipó sin embargo las dudas sobre el futuro económico del país.
La Bolsa de Buenos Aires cayó un 5,24% al cierre y superó ligeramente los 200 puntos, mientras el índice de país riesgo se disparaba hasta los 3.212 puntos (32,12% de sobretasa).
El acuerdo con los acreedores argentinos, un primer tramo indispensable antes de hacer la propuesta a los inversores extranjeros, supone hasta ahora el 56% de los 64.517 millones de dólares del total de bonos, y todavía queda una semana más de plazo para que inversores y fondos de inversión del exterior decidan qué hacer con los 25.367 millones de dólares en bonos restantes que tienen en su poder.
El avance sustancial de la negociación, con la que el Gobierno espera ahorrarse entre 3.500 y 4.000 millones de dólares por la rebaja de la tasa de interés y prorrogar tres años los vencimientos en el pago del capital, no alienta todavía la reacción de los mercados, que caen en picado.
Los operadores atribuyen la inestabilidad a los rumores sobre una devaluación del peso frente al dólar, supuestamente exigida por el Fondo Monetario Internacional, que circulan desde el comienzo de la semana a pesar de los desmentidos del ministro de Economía, Domingo Cavallo, y a las disputas políticas que impiden y demoran el "gran acuerdo nacional" sobre políticas de Estado y medidas de gobierno que todos los sectores reclaman.
El peronismo, principal partido de la oposición, tendrá la primera minoría en ambas cámaras del Congreso desde el 10 de diciembre. Ayer, con 41 legisladores propios sobre 72, impuso su decisión de nombrar presidente del Senado y ahora segundo en la sucesión del jefe del Estado, al peronista Ramón Puerta, en sustitución de Mario Losada.
La decisión, calificada como "golpe institucional", interrumpe la tradición de votar a un senador del partido de gobierno que se mantenía desde hace casi setenta años. Los analistas han leído la crisis parlamentaria como un dato más del aislamiento del Gobierno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001