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Entrevista:MICHAELE SCHREYER | Comisaria europea de Presupuestos

"La ampliación de la UE no es una aventura financiera"

Tras una conversación de apenas media hora con la comisaria europea de Presupuestos, la alemana Michaele Schreyer, se pueden hacer tres afirmaciones más o menos rotundas. Primera, la situación financiera de la Unión Europea está absolutamente bajo control; segunda, la Comisión es consciente de la preocupación de España por el futuro de los fondos estructurales tras la ampliación al Este; y tercero, la comisaria está encantada de encargarse de las finanzas comunitarias, algo quizá sorprendente en una política procedente de Los Verdes, el partido ecologista alemán.

"Es demasiado pronto para predecir cuál será la situación económica en Andalucía en 2007"

"Le puedo asegurar que, siguiendo la Agenda 2000 que se aprobó en Berlín, la ampliación al Este de la UE no es una aventura financiera", asegura la comisaria. Aventura o no, el hecho es que la entrada en la Unión de hasta 10 nuevos miembros a partir de 2004, con graves retrasos sociales y de infraestructura respecto a los actuales socios, tiene todas las boletas para exacerbar las discusiones sobre cómo se reparte el dinero, quién aporta más, quién necesita cuánto: es decir, el debate con más solera entre los Quince.

Pero Schreyer no pierde la calma. "Hay que tener en cuenta que estos 10 países, sumados, representan unos 75 millones de personas, menos que la población actual de Alemania, por ejemplo", afirma. "El impacto sobre el presupuesto no es muy grande".

Los Gobiernos nacionales, en cualquier caso, no parecen verlo con tanta calma, y ya están definiendo sus posiciones para después de 2006, cuando finaliza el actual plan financiero, y habrá que volver a emplearse a fondo. Alemania quiere reducir las ayudas agrícolas. Francia no quiere perder ni un euro de lo que ahora recibe. España está preocupada por los fondos estructurales, ante el desolador panorama que en este campo ofrecen los países del Este, ávidos de ayudas.

Schreyer no entra al trapo. "No es hora de decidir sobre el próximo periodo financiero, todavía es pronto. Sé que esto preocupa a España, especialmente cuál será el futuro de los fondos estructurales. España ha logrado en este periodo financiero 48.000 millones de euros (casi ocho billones de pesetas). Esto es una cantidad de dinero muy importante, y claro que cuenta. Pero, evidentemente, es demasiado pronto para hacer predicciones sobre cuál será la situación económica en Andalucía en 2007".

Schreyer mide con cuidado sus palabras, pero parece claro que comprende que la Política Agraria Común (PAC), de la que Francia es la principal beneficiaria, y que se lleva casi la mitad del gasto de la UE, necesita profundas reformas.

"Obviamente, en Francia, como por otra parte en España, el sector agrícola juega un papel muy importante, y Francia sabe que si queremos mantener el apoyo de los ciudadanos para la PAC, relativamente cara, se necesitan cambios. Deberíamos centrarnos en ver si se aprovecha a fondo el dinero de los contribuyentes y no tanto en si un país sale perdiendo o ganando con la reforma. Las discusiones sobre la PAC suelen centrarse en cuánto es lo que cada país consigue, y no en qué es lo mejor para la política agrícola".

Renate Künast, la ministra alemana de Agricultura, removió las aguas del debate comunitario al afirmar recientemente que la PAC necesitaba un giro radical en sus planteamientos, debilitados por sus cuestionables resultados, la acumulación de excedentes, la aparición de las vacas locas, la globalización y, en definitiva, el espíritu de los tiempos. Con la cautela propia de un comisiario europeo, Schreyer parece alinearse con esta postura.

"Tenemos que discutir la PAC no sólo desde el punto de vista financiero, no sólo sobre la mejor manera de ayudar a la producción, sino también sobre la mejor manera de ayudar y proteger las zonas rurales y el medio ambiente. En el pasado se contaba sólo con la cantidad de producción. En el futuro deberíamos centrarnos más en la calidad de la producción. Los subsidios que pagamos a la agricultura con cargo al presupuesto europeo deberían estar más ligados a estos otros objetivos".

Schreyer apoya con entusiasmo la propuesta de su jefe, Romano Prodi, presidente de la Comisión, de introducir un impuesto europeo para poner orden en la actual forma en que se financian los organismos comunitarios, aunque no ha ofrecido muchos detalles.

"Estoy muy contenta del nuevo modo de financiación del que ha hablado el presidente Prodi. Los europeos no saben cómo se financia el presupuesto, porque es muy complicado, y piensan que es poco transparente. Y es por esto por lo que digo que la UE se debería financiar de forma que los ciudadanos lo pudiesen comprender. Entender cuál es la relación entre sus impuestos y el presupuesto de la UE. Debería haber un vínculo más claro".

Pero también es rápida en disipar dudas: "No son discusiones para lograr dinero adicional o para incrementar los recursos. Es importante saber que este año el presupuesto europeo es un 1,067% del producto interior bruto (PIB) total. A veces, la gente cree que el presupuesto europeo absorbe grandes cantidades del PIB europeo, pero no es así. Se ha fijado que el techo máximo en el futuro no puede absorber más del 1,27% del PIB europeo. Puedo decir muy claramente que incluso después de la ampliación, el presupuesto quedará por debajo de este techo máximo".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001