La Gendarmería francesa va a dar un enfoque nuevo a la lucha contra ETA en su territorio ante el evidente "cambio de estrategia" de los terroristas de la banda que se mueven por su territorio, que en once días han vaciado los cargadores de sus pistolas contra dos agentes del cuerpo, uno de los cuales seguía ayer en estado crítico. Los gendarmes y los policías destinados en el sur del país recibirán nuevo y mejor armamento y adaptarán sus métodos de actuación al nuevo escenario dibujado por ETA en lo que hasta ahora consideraba su retaguardia.
La búsqueda de los dos terroristas que el miércoles dejaron gravemente herido al gendarme Gerard Larroudé, de 33 años, se ha convertido en una prioridad en Francia, donde este tiroteo ha abierto un amplio debate público. El etarra que vació contra el agente las 13 balas de su cargador es supuestamente Ibón Fernández de Iradi, de 30 años y apodado Susper, al que se le atribuye la participación en 18 atentados con cuatro víctimas mortales durante su pertenencia al comando Buruntza, una parte del llamado complejo Donosti desmembrado por la Ertzaintza.
Francia aún no ha certificado la participación de Susper en el crimen. A falta de una identificación final por huellas dactilares, las fuerzas de seguridad francesas y españolas lo han reconocido por la foto del carné que entregó al compañero del gendarme herido. "Todo apunta a que ha sido él, pero sólo por la foto no se puede asegurar", indicaron fuentes del Ministerio del Interior Español.
Las pesquisas han permitido aclarar que los dos etarras completaron su huida en la estación de Oloron-Sainte Marie, a 30 kilómetros de Pau. Ahí abandonaron el Twingo amarillo que robaron a punta de pistola en un stop, tras deshacerse del Clio en el que escaparon del lugar del tiroteo. Las pesquisas se centran en los tres vehículos utilizados durante la fuga, de los que los investigadores esperan encontrar huellas dactilares y otros elementos que permitan identificar sin ningún género de dudas a los dos terroristas y localizarlos.
Los casquillos de las balas del nueve milímetros parabellum hallados en el camino rural de Monein son de la marca checa BSP, la misma utilizada en el tiroteo del día 17 en el que fue herido otro gendarme en Pau. "Es una marca corriente, especialmente en el mercado negro, por lo que ese dato no es especialmente significativo ni permite relacionar ambos hechos", según fuentes de Interior. "De lo que no hay duda es de que los autores de ambos son de ETA", precisaron.
Si el tiroteo del 17 sacudió a las autoridades de Interior, a los mandos policiales y a los sindicatos franceses, el del miércoles cayó como una bomba. Los sindicatos policiales y las mujeres de los gendarmes (que capitalizan la protesta en este cuerpo ante la imposibilidad de que lo hagan sus maridos por su condición militar, similar a la de la Guardia Civil en España) lo han interpretado como una prueba más de que sus reivindicaciones de nuevas medidas de seguridad son urgentes, como también lo son sus demandas de un cambio de estrategia ante la violencia con que actúan los grupos de delincuencia organizada, que han matado a ocho gendarmes este año. Como primera providencia, van a recibir en breve mejor y más potente armamento, así como nuevos elementos de autoprotección.
"Deberíamos ajustar nuestra postura y nuestro modo que trabajar a las circunstancias que parecen haberse cambiado, en particular en los Pirineos Atlánticos y Las Landas", declaró ayer en Pau a la agencia Europa Press el prefecto Pierre Steinmetz, director general de la Gendarmeria Nacional. Ayer mismo la policía reclamó la colaboración ciudadana para dar con los etarras y sus escondites.
El cambio de estrategia etarra es evidente, pero no inesperado. Ya en marzo, la fiscal antiterrorista Irene Stoler dijo: "El gran debate es si ETA golpeará o no en suelo francés. Sabemos por la documentación incautada que lo han discutido seriamente y que unos están a favor y otros no".
Y el 15 de noviembre, la banda equiparaba en un comunicado a los partidos estatales franceses con el PP y el PSOE, señalaba a los jueces galos como agentes represivos y concluía: "España y Francia secuestran a ciudadanos vascos, cambian y pisotean sus propias leyes para hacer frente a quienes luchan por Euskal Herria".
Fuentes de Interior precisaban que los etarras procedentes de la kale borroka, criados en este lenguaje, son los que han cambiado las reglas. "Los de antes apreciaban la retaguardia; los de ahora no quieren empezar tan jóvenes en las cárceles, y hacen lo que sea por no caer presos", dicen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001