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Sergio Galán: "Iban a por mí. Me hubieran buscado la ruina"

Dicen que a Cagancho una vez le ofrecieron en Portugal un cheque en blanco por uno de sus caballos... y no lo vendió. Sergio Galán, rejoneador de 21 años, trae a colación la anécdota para explicar lo mucho que puede costar un caballo de los que murieron en la noche del 2 de junio.

A Sergio, objetivo del atentado equivocado, aún le tiembla la voz: "Me hubieran arruinado, a mí y a toda mi familia. Los Domecq, gracias a Dios, podrán recuperarse, aunque el disgusto no creo que se les olvide nunca. Pero yo... yo nunca más hubiera levantado la cabeza si llegan a quemar mis caballos. No lo quiero ni pensar".

Pero no hace otra cosa. Desde el día que un teniente de la Guardia Civil le dijo: "Sergio, iban a por ti".

Galán fue uno de los tantos rejoneadores que, nada más conocer el suceso, telefoneó a los Domecq para ofrecerles sus caballos, un remolque, lo que necesitaran. "No encuentro ninguna explicación para una barbaridad tan grande", dice, "yo nunca había tenido enemigos y me llevo fenomenal con todo el mundo; supongo que lo único que querían era quitarse competencia de enmedio".

Además de la mujer de 33 años, su hijo y dos compinches más, la juez de Ocaña que lleva el caso también ha imputado al padre del rejoneador José Miguel Callejón como presunto inductor de los hechos. No obstante, los investigadores de la Guardia Civil aseguran que el rejoneador Callejón es totalmente inocente y nunca tuvo conocimiento de lo que se podía estar cocinando en su entorno.

La Guardia Civil, que asegura tener pruebas e indicios suficientes para el total esclarecimiento del suceso, está buscando a otro individuo que participó en los hechos pero que ha puesto pies en polvorosa. Ninguno de los imputados llegó a pisar la prisión, por cuanto sólo están acusado de un delito de daños mediante incendio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001