La policía militarizada de Carabineros destituyó ayer de su cargo al jefe de la prefectura céntrica de Santiago, coronel Sergio García, que sin comunicarse previamente con sus superiores ni con el Gobierno, ordenó el violento desalojo de la sede central del Partido Comunista (PC) en la noche del miércoles, que culminó con 37 detenidos, entre ellos la secretaria general, Gladys Marín, varios heridos leves y destrozos en el recinto.
La represión, que hizo recordar a la dictadura, cuando faltan menos de tres semanas para las elecciones parlamentarias, y el bochorno de que no estuvieran enterados el Ministerio del Interior ni el nuevo jefe de Carabineros, general Alberto Cienfuegos, nombrado el mismo miércoles por el presidente Ricardo Lagos, molestaron al Gobierno. El propio Lagos afirmó que las imágenes de violencia "son de otras épocas y le hacen daño al país y a la convivencia" y pidió una investigación a la policía.
Cienfuegos, que tras asumir el cargo, pasó a retiro a 15 generales, mostró su decisión de renovar la institución. Sorprendió incluso a los comunistas al visitar a los detenidos; también dio explicaciones a Marín y ayer comunicó públicamente que el responsable de la toma fue el coronel García. Tanto el Gobierno como los Carabineros quisieron evitar la impresión de que algunos generales pasados a retiro intentaron empañar el primer día de mando de Cienfuegos con el desalojo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001