Como cada año, la Onusida, que federa las actuaciones de las agencias de la ONU en la lucha contra el sida, publica un informe sobre la situación de esta pandemia. Como cada año, las cifras han aumentado, y ya se han sobrepasado los 40 millones de portadores. (...) Tres millones de personas han muerto en 2001 y cinco millones se han contagiado. Tras estas cifras se encierra una catástrofe mundial. (...) Los países pobres siguen hundiéndose en una crisis cada vez de mayores proporciones. (...) En los países ricos, la atención al sida ha descendido. (...) La percepción se ha modificado y los esfuerzos en información y prevención se han relajado. (...) El planeta sigue dividido entre la inmensa mayoría de la población expuesta a "la enfermedad más devastadora que la humanidad haya conocido", según el informe de Onusida, y una minoría que dispone de medios e infraestructuras que permiten acceder a los tratamientos. Esto no es nuevo. La diferencia es que esta vez ni los privilegiados están protegidos. (...) El fondo global creado por la ONU para combatir el sida, la tuberculosis y el paludismo tiene que estar operativo antes de final de año. Pero con 1.500 millones de dólares comprometidos, el fondo está lejos de haber conseguido su objetivo de conseguir de 7.000 a 10.000 millones por año. No se han levantado todos los obstáculos para el acceso a los medicamentos en los países en desarrollo. La implicación de los países ricos en la financiación del fondo sigue siendo insuficiente. (...) La historia les juzgará por el comportamiento que hayan adoptado frente a lo que es una crisis planetaria.
París, 29 de noviembre
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001