Puede concebirse alguna actividad humana sin mediar la emoción? Puede que no, pero los analistas de marketing han concluido en los últimos tiempos -tras el 11 de septiembre sobre todo- que la emoción es el motor humano más poderoso en la decisión. Ahora se reacciona de manera muy diferente en Nueva York al sonido de un avión, se contemplan los telediarios con una nueva expectativa a sus imágenes, se asocia el olor a quemado a una tragedia colectiva y no a un descuido del horno. La emoción ha cobrado para los expertos en la promoción de productos un valor tan alto que actualmente un alto ejecutivo de Saatchi
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de diciembre de 2001