En la ciudad autónoma de Ceuta, nadie quiere ser miembro de un jurado popular. Desde que la Ley del Jurado entrara en vigor, en la ciudad autónoma tan sólo se han celebrado tres juicios, y dos de ellos han sido los de Mustafa A. A., Stiffo. En los procesos de selección de jurados, que se realizan por sorteo anualmente, entre el 70% y el 80% de las 1.500 personas designadas alega incompatibilidades.
Con una población de 75.000 habitantes y una elevada tasa de delincuencia, los ceutíes son reacios a participar en procedimientos judiciales con jurado en los que se tiene que dictaminar veredicto de culpabilidad e inocencia, por ejemplo para delitos de sangre.
El miedo a ser miembro de un jurado fue lo que provocó que dos de los seleccionados por el tribunal para participar en el proceso a Mustafá A. A., para el que se citó a unas treinta personas que habían sido seleccionadas al azar previamente, hubieran de ser trasladados al servicio de urgencias del hospital del Insalud con crisis de ansiedad y fuertes subidas de tensión.
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Durante la semana que ha durado el juicio, los once jurados (nueve titulares y dos suplentes) han permanecido recluidos en una sala de la Audiencia Provincial, fuertemente custodiados por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, para evitar las vendettas de familiares, y trasladados a un céntrico hotel donde han estado aislados de sus familias y de todo contacto con el mundo exterior.
'Han tenido mucho coraje', explicó un funcionario de los cuerpos de seguridad, 'porque Ceuta es una ciudad pequeña y todos nos conocemos', añade. En Ceuta, este veredicto sentará precedente, al menos moral.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de diciembre de 2001