La posibilidad de una evolución a peor de la crisis argentina parecía ayer enorme para los inversores españoles, que asumían plenamente la capacidad de empeorar de todo aquello que ya va muy mal. El desarrollo de los acontecimientos no parece el más adecuado para las inversiones españolas en la zona, y la desconfianza de los inversores hacia las sociedades que han centrado allí su política inversora van creciendo cada día que pasa.
En el terreno doméstico las cosas tampoco están para tirar cohetes y eso se notó especialmente en el nivel que alcanzó la contratación en el Mercado Continuo, que descendió hasta los 1.582,77 millones de euros, 263.352 millones de pesetas, de los que más de una quinta parte procedía de operaciones institucionales.
Con este planteamiento, el mercado de valores español tuvo un comportamiento muy diferenciado del resto de Europa, a pesar de que a última hora se produjeron algunas recuperaciones casi milagrosas que, lejos de ser un reflejo de la realidad, parecían una muestra de la disposición de los cuidadores hacia estas sociedades.
El Ibex 35 terminó cediendo el 0,74%, tras haber perdido más del 2% en algunos momentos, mientras que París bajaba el 0,27%, Londres el 0,75% y Francfort el 0,67% poco antes del cierre. La Bolsa de Nueva York también se orientaba a la baja en las primeras horas de la jornada, con una pérdida de más de 100 puntos en su índice Dow Jones de valores industriales, que ni siquiera pudo evitar la inesperada recuperación de la actividad manufacturera en noviembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de diciembre de 2001