Acabo de leer un artículo de Paco Mariscal titulado Cultos y loas en el que, apoyándose en un libro de los años setenta (ha llovido mucho), califica como ejemplo de culto a la personalidad el afecto y admiración que sentían algunos miembros del Opus Dei hacia su fundador. Me parece que el señor Mariscal tendría que informarse más, acudiendo a cualquier persona de esa institución, y comprobar que los católicos no damos culto a ninguna persona en vida: sólo tratamos de amar a Dios con todo el corazón y de querer a las demás personas por Dios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de diciembre de 2001