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COYUNTURA INTERNACIONAL

Alemania, los problemas crecen

La economía alemana está experimentando una notable desaceleración. En algo más de un año su tasa de crecimiento interanual se ha reducido en cuatro puntos porcentuales hasta situarse en el 0,4%, enfrentándose en la segunda mitad de este año a una recesión 'técnica', entendiendo ésta como un crecimiento negativo durante dos trimestres consecutivos. Esta situación cíclica hace resurgir la preocupación por el bajo crecimiento de esta economía en la última década. En este periodo creció a un ritmo del 1,5% por año, menos de la mitad que en EE UU, y casi medio punto por debajo de la economía francesa.

Dos factores parecen estar detrás de este comportamiento. Por un lado, la incapacidad de esta economía para crear empleo, consecuencia de los elevados y crecientes costes laborales y de la insuficiente diferenciación salarial. Por otra, la ausencia de un choque tecnológico positivo como el que ha tenido lugar en Estados Unidos. Incluso corrigiendo por la nueva metodología de precios hedónicos, que tiene en cuenta las mejoras en la calidad de los bienes y servicios, la productividad alemana creció cada año medio punto por debajo de la estadounidense en la década de los noventa. Aunque la nueva economía no ha dejado sentir sus efectos positivos en Alemania, sí lo han hecho sus efectos negativos. Así, se estima que el descenso de los precios bursátiles en el sector tecnológico ha restado algo más de un punto porcentual al crecimiento de la inversión en el último año. Se pone así de relieve la existencia de problemas domésticos importantes en esta economía, cuya resolución es clave para conseguir un mayor crecimiento potencial en los próximos años.

La recuperación de la economía alemana sólo puede estar basada en una mejoría del entorno internacional

A corto plazo, la principal esperanza es la mejoría de la coyuntura internacional. Los menores precios del petróleo deben ayudar a reducir los costes empresariales y a elevar la renta disponible de la economía. La recuperación de los intercambios internacionales, a medida que transcurra el próximo año, puede apoyar a una economía, que cuenta con un elevado porcentaje de exportaciones orientadas al exterior de la UE.

En el plano doméstico, el margen para las políticas de demanda es muy limitado. Por un lado, las condiciones monetarias son ya muy relajadas en la UEM y, por otro, el déficit público alemán se acerca al límite establecido por el Pacto de Estabilidad, el 3% del PIB. Esta situación ha llevado a algunos a plantear la revisión del Pacto de Estabilidad. Pero no parece que éste sea el camino para resolver los problemas de la economía alemana, sino más bien la vía para añadir a la situación actual un problema de credibilidad.

Mayte Ledo es economista jefe para OCDE y Mercados del Servicio de Estudios del BBVA.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de diciembre de 2001