Soy maestro desde hace más de 30 años y siempre la enseñanza ha estado en crisis, no es cosa de ahora. La prueba está que cada 20 ó 25 años hay que sacar una nueva ley que parece que va a solucionar los problemas creados por la anterior, pero que -a su vez- crea nuevos problemas...
Lo primero que hacen todos los gobiernos es preparar un análisis, un informe, reuniones de diagnóstico y debate, que no analizan nada, no informan de nada, ni diagnostican nada y menos aún analizan.
No analizan, ni debaten... porque ya están las conclusiones sacadas y preparadas las medidas concretas que el gobierno, el que sea, va a tomar en función de cómo esté el patio y llueva menos.
El fracaso escolar (termómetro de la crisis) existe desde hace mucho tiempo y va a seguir existiendo por las siguientes razones:
- No existe ni existirá verdadera autonomía en y de los centros de enseñanza para organizar sus planes de estudio o currículos. Los gobiernos deberían fijar la estructura del sistema educativo (sus etapas y requisitos) y los objetivos globales y de cada etapa o ciclo educativo y poco más.
- La financiación del sistema educativo ha sido y es deficitaria. Ni la LGE (1970) ni la LOGSE (1990), ni la pretendida Ley de Calidad (2002)... llevaban ni llevarán junto a ellas las partidas necesarias para luchar contra lo que dicen que quieren luchar. Así salen después...
- Se sigue insistiendo en los contenidos conceptuales en contra de los procedimentales y del desarrollo de capacidades (señor, ¿qué es eso?). Olvidándose siempre que lo importante es 'aprender a aprender'. No se sabe en qué sociedad vivimos... ni la que está por venir.
- Las clases están abarrotadas de alumnos, digan lo que digan las estadísticas.
Por tanto, y para no cansar, creo sinceramente que necesitamos menos leyes y más libertad para enseñar, para organizar, para atender adecuadamente a los alumnos y alumnas, para poder poner en marcha medidas preventivas tras un diagnóstico certero de las necesidades educativas sin cortapisas administrativas, para educar en la libertad y desde la participación... Pero a todo esto le temen los gobiernos porque desconfían de los docentes y les niegan los medios necesarios.
Por último, ¿le han preguntado algo al profesorado de a pie? Sencillamente creo que no. Entonces que no se asusten, ni les sirva de justificación, los datos publicados sobre nuestros alumnos por organismos internacionales, léase OCDE en este caso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de diciembre de 2001