Ayer me pusieron una multa de tráfico. Me va a tocar pagarla porque aparqué en zona prohibida. Ahora bien, ¿cómo voy a aparcar bien si era físicamente imposible? Eran las ocho de la tarde y tenía que recoger a una persona en el AVE; el aparcamiento estaba completo; su acceso, bloqueado por decenas de taxis, y sus aledaños, imposibles. Conclusión: me vi obligada a dejar el coche debajo de la típica señal de 'prohibido aparcar'. Es lamentable que una estación de trenes tan concurrida como es la de Atocha tenga un aparcamiento tan miserable.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de diciembre de 2001