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HUELGA CONTRA CHÁVEZ

"Me he comprado un alicate y voy a apretar las tuercas"

El presidente venezolano ejecutará los 49 decretos rechazados

"Me he comprado un alicate y voy a apretar las tuercas". Lejos de aceptar las exigencias de los empresarios, el presidente venezolano, Hugo Chávez, endureció su discurso con el anuncio de una acentuación de la política protestada por aquéllos y la rápida ejecución de los 49 decretos-leyes rechazados. Los principales medios de comunicación, y los propios empresarios fueron colocados en la mirilla.

"Muchos de estos sectores se están poniendo al margen de la Constitución. Habrá que llevarlos a la Constitución", advirtió ayer en un acto castrense. "No permitiré bochinches ni relajos en nombre la democracia".

Vestido de uniforme, el jefe de Gobierno se declaró más soldado revolucionario que presidente, dijo estar en la jefatura de Gobierno por circunstancias de la vida: "Pero yo lo que soy en mi más profunda esencia de hombre es un soldado patriota, del pueblo, de la revolución". Las armas son del pueblo, avisó. El comandante de paracaidistas que protagonizara el frustrado cuartelazo del 4 de febrero de 1992 contra la presidencia de Carlos Andrés Pérez, fue especialmente vehemente durante el 81 Aniversario de la Fundación de la Aviación Militar, desarrollado en una base aérea. "Son unos inmorales y cobardes", declaró al citar a Fedecámaras y su presidente.

Los poderes del Estado, el Congreso, el Tribunal Supremo, o la Fiscalía, deben revisar la Constitución y las leyes, y aplicarlas a quienes, en su opinión, confunden la libertad con el libertinaje. La ley de Contenidos de Medios de Comunicación será pronto sometida a debate. "Utilizando el sacrosanto nombre de la democracia, y de la crítica, y de la libertad de expresión, pero manipulándolo, durante muchos años, vejaron, robaron, saquearon, y pretenden hacer lo mismo". Los empresarios del paro fueron presentados como alentadores de hipotéticas conspiraciones militares, "y comenzaron a hacer contactos en otras partes del mundo con la escoria aquella, que se fue [de Venezuela] podrida y enriquecida".

Los diarios más influyentes de Venezuela, El Nacional, y El Universal, citados por sus nombres, y las principales cadenas de televisión fueron acusadas de aliarse con los empresarios para forzar un cambio de rumbo en Venezuela. "Querían tratar de poner a Chávez contra la pared. Y entonces decir que como aquí hay una crisis de gobernabilidad", señaló, "pues entonces Chávez tiene que sentarse con nosotros para traicionar al pueblo otra vez. Están acostumbrados a hacer eso". Escuadrillas de helicópteros, y de cazas F-16 y Mig-29 sobrevolaban Caracas a esa hora. "Los ricos, cacerolas, los pobres, F-16", celebró.

El jefe de Estado cambió el uniforme de gala vestido en los actos de la Base Aérea Generalísmo Fernando de Miranda, por uno de camuflaje en la Plaza de Caracas, donde le esperaban varios miles de simpatizantes, entre ellos campesinos transportados desde diversos Estados. "¡Chávez, Chávez!", aplaudían los concentrados, a quien portavoces de la oposición calificaron como "chuma mercenaria o lumpen proletario".

Los manifestantes desplegaron imágenes del revolucionario cubano-argentino Ernesto Che Guevera y pancartas contra el latifundio y a favor de la Ley de Tierras. "Hay que hacer una estrategia contra el paro", pedía un miembro del Partido Comunista de Venezuela. "¡Frente a la reacción no hay marcha atrás!", titulaba a cinco columnas Tribuna Popular, su órgano oficial, distribuido entre los asistentes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de diciembre de 2001