El nuevo puerto de Barcelona ya tiene su primera piedra. Sólo falta todo lo demás. La ampliación empezó formalmente ayer con la presencia de los principales responsables de las obras públicas: el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos; dos consejeros del Gobierno catalán, Artur Mas y Felip Puig, y otros dirigentes políticos y empresariales. Todos destacaron la importancia de unas obras que, afirmaron, deben convertir a Barcelona en el principal punto logístico del sur de Europa. La ampliación permitirá al puerto duplicar sus actividades en 10 años. El presupuesto de las obras asciende a 295.000 millones de pesetas.
Las obras forman parte del Plan Delta, que incluye también el desvío del río Llobregat y las nuevas conexiones ferroviarias, entre ellas vías de ancho europeo para mercancías y para pasajeros hasta el aeropuerto. Álvarez-Cascos insistió en que la llegada del AVE al aeropuerto no es 'prioritaria' para el Gobierno español, aunque se hará con cargo a los presupuestos del Gobierno catalán. El ministro no dio fecha y Artur Mas despachó el asunto asegurando que ya está 'resuelto'. El ministro criticó que las comparaciones entre Barcelona y Madrid, las calificó de 'frívolas' y aseguró que Cataluña es la comunidad donde más invierte su ministerio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de diciembre de 2001