Siendo uno de los mayores que viajan con el Inserso, observo ciertas anomalías. Generalmente, nos restringimos en muchas cosas económicas, especialmente para conocer algo España, y entre los viajes comerciales y Mundo Social, que en lugar de llamarse Mundo Social debería llamarse Mundo Explotador, porque creo que entre unos y otros nos exprimen como a un limón. Pongamos, por ejemplo, el viaje desde El Ejido a Mojácar, que veo excesivo el precio de 3.000 pesetas, y como éste, otros muchos.
Al ser andaluz veo algunos detalles que perjudican gravemente a Andalucía. En el año 1998 estuve en el hotel Zoraida de Roquetas de Mar y nos sirvieron unas aceitunas que estaban pasadas. En dicho hotel había un gran número de alemanes e ingleses, y yo me pregunto qué opinión tendrán estos señores de nuestras buenísimas aceitunas.
Este año he estado en El Ejido, en el hotel Aguamarina. El hotel era bueno, la comida excelente y el personal del servicio magnífico, pero el aceite que nos sirvieron era malísimo, no tenía olor, ni color, ni sabor. Yo me pregunto si no es vergonzoso que, en esta Andalucía con tan buenos aceites, nos pongan a los mayores y a algunos extranjeros este aceite.
Además, este hotel tiene unas condiciones pésimas para nosotros; su situación es muy mala y no hay ningún tipo de distracción para los mayores; el pueblo está a unos 10 kilómetros, no hay ninguna subvención en los autocares, tenemos que quedarnos en el hotel. Perdonen la expresión, pero más que un hotel es un cebadero para mayores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de diciembre de 2001