La incredulidad de los viandantes frente a un espacio con 800 años de historia, murallas del siglo XVIII y calles angostas como el de nuestro Barri Gòtic ha sido siempre motivo de orgullo para los sufridos vecinos de este espacio.
No es el paraíso. Hay muchas personas que pasean por estas calles y hacen comentarios de desprecio sobre el mal olor, la suciedad o la falta de sol que nos duelen profundamente. Les decimos que todavía hay calles que tienen historia, murallas y puentes. Que pasen por la calle de En Carabassa y vean lo que nos permite seguir viviendo en este entorno. Sin embargo, mientras muchas casas están afectadas de expropiación, con la sana intención de dar paso a pequeñas plazas y en definitiva a la luz, asistimos con estupefacción a un cambio en las ordenanzas para la realización de un nuevo plan especial en la calle de En Carabassa, consistente en la construcción de un enorme bloque de viviendas que condena a la oscuridad a una gran cantidad de vecinos. ¿Se imaginan que todos los jardines interiores del Eixample se convirtieran en pisos? ¿Por qué ellos pueden tener luz, aire y sol, y los vecinos de las calles de Serra y Ample no? ¿Qué oscuros intereses han propiciado este cambio?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de diciembre de 2001