El juez Guzmán busca en un desértico páramo chileno los huesos de unos jóvenes desaparecidos. La cámara capta a los familiares. Las imágenes, inéditas, bastan. Es el principio del documental El caso Pinochet, dirigido por Patricio Guzmán, que hoy se estrena en España y que el jueves fue presentado en los cines Babel de Valencia por uno de los asesores del realizador, el adjunto a la dirección de EL PAÍS, Ernesto Ekaizer, y por el productor, Paco Poch. Esas impactantes imágenes enmarcan toda la carga emocional y artística de un documental que relata el proceso al general chileno. Ekaizer cubrió informativamente la detención de Pinochet en Londres, pero el jueves se centró sobre todo en el documental. Y en la importancia, honestidad y dignidad de las numerosas mujeres que dan testimonio frente a la cámara casi inmóvil de las torturas a las que fueron sometidas o de su lucha por buscar a sus desaparecidos. Este punto de vista es uno de los aspectos singulares de la película que tiene también protagonismo valenciano, a través de los testimonios del abogado Joan Garcés y de otras personas que posibilitaron el procesamiento de Pinochet, aunque al final fuera en Chile, apuntó Ekaizer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de diciembre de 2001