"Creemos que Osama Bin Laden sigue en Afganistán, posiblemente en la zona de Tora Bora", declaró ayer Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Estados Unidos. Rumsfeld admitió que recibía constantes informes contradictorios sobre el paradero de Bin Laden y que no podía descartarse que el saudí hubiera conseguido huir a Pakistán, pero indicó que las tropas estadounidenses seguían buscándole en las montañas del este de Afganistán. Anoche, la cadena CNN aseguraba que tropas de EE UU y afganas tenían rodeada la red de cuevas donde se esconde Bin Laden, según una fuente militar.
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Eso había llevado a Rumsfeld a no tomar en consideración posibles "acuerdos", dijo, entre los guerrilleros antitalibanes y las fuerzas sitiadas en las montañas.
El jefe del Pentágono aseguró que el Ejército estadounidense no había boicoteado las conversaciones que mantenían ambos bandos por la vía de proseguir los bombardeos. "Los bombardeos nos costaron una rendición", manifestó el miércoles el comandante Aminjan, uno de los responsables de las tropas afganas en el frente de Tora Bora. Según su versión, Aminjan estaba esperando la llegada de los primeros prisioneros, el miércoles por la noche y ayer por la mañana, cuando se intensificaron "visiblemente" los bombardeos, lo que impidió que se concretara la rendición.
"Nuestro objetivo es acabar con los terroristas, impedir que puedan seguir ejecutando sus crímenes. No es cierto que queramos verles muertos", explicó Rumsfeld. "Para nosotros, lo más rápido, barato y conveniente es que se rindan. Pueden hacerlo en cualquier momento, basta una bandera blanca. Lo que no puede contemplarse es un acuerdo que les permita irse con sus armas o ser nombrados gobernadores de Kandahar", agregó, en referencia a las "condiciones" planteadas en el frente por los negociadores talibanes y de Al Qaeda. "El Gobierno de Estados Unidos no vetó ningún acuerdo", insistió, "porque las opciones están claras: o rendición, o combate hasta el final".
La aviación americana siguió ayer atacando las posiciones enemigas en las Montañas Blancas, una vez expirado el segundo plazo dado por los antitalibanes para la rendición, y utilizó aparatos de todo tipo: bombarderos pesados B-52, cazabombarderos F-16, aviones artillados AC-130 y helicópteros de asalto. Varios testigos describieron las explosiones como "gigantescas". Decenas de soldados de las fuerzas especiales estadounidenses y del Special Air Service (SAS) británico participaron en los ataques desde tierra, aunque el Pentágono aseguró, como ayer, que su función básica consistía en "coordinar" los asaltos y que "sólo en caso necesario" se implicarían directamente en los combates.
Los servicios de inteligencia de EE UU creen que al menos tres jefes de la organización terrorista Al Qaeda, liderada por Bin Laden, han muerto durante los bombardeos que la aviación estadounidense ha realizado sobre Afganistán. Las mismas fuentes, citadas por el diario The New York Times, consideran que el resto de los dirigentes de Al Qaeda se encuentran escondidos en las montañas de Tora Bora.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de diciembre de 2001