No se sabe bien si se trata de un restaurante informal o un bar de diseño con tapas del tamaño de raciones. En la minibarra situada a la altura de la calle o en las mesas de la planta baja lo que se sirve en este nuevo local son tapas elaboradas ideales para compartir entre varios.
Recetas desenfadadas y resueltas con ingenio se tarifan a precios comedidos y tienen bastante gracia. Un estilo de plena moda que divierte y está destinado a jugar un papel fundamental en años venideros. Con la ayuda de dos jóvenes cocineros, su propietario, Borja Aguinagarte, ha compuesto una carta graciosa con sugerencias chispeantes. Siempre que no se sea muy exigente, la satisfacción está garantizada.
Se puede empezar con las papas (patatas) al estilo canario, bañadas en los clásicos mojos verde y rojo. Una propuesta resultona a pesar de que las salsas no son las genuinas isleñas. Como alternativa, croquetas de carabineros o tostada de jamón ibérico sobre salmorejo. Y para seguir, pimientos del piquillo rellenos de cous-cous, huevos estampidos (rotos) con jamón, solomillo de cerdo a la mostaza con patatitas o dados de ciervo en salsa, entre otras sugerencias.
Ningún plato está sublime, pero tampoco desagrada. Lo mismo que las facturas, siempre reconfortantes. Lo mejor para terminar es la tarta horneada de chocolate blanco al caramelo. Y si no, la mousse de queso con frambuesa y la tarta de chocolate negro. La lista de vinos, muy escueta, sale airosa del lance. Imprescindible contar con reserva.
Bubango. Bravo Murillo, 37. Teléfono: 91 448 32 60. Entre 2.500 y 3.500 pesetas. Cierra domingos noche y lunes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de diciembre de 2001